El Libro de Peltre de los Juegos Nacionales – Los primeros ídolos del fútbol colombiano – Vol. 2

10

1932 portada

A pesar de la falta de información que suministra Coldeportes en la web, nos enteramos que el máximo certamen polideportivo del país ya se está disputando en Guarne (en el oriente antioqueño se juega un evento que tiene como sedes los departamentos de Chocó y Tolima, clarísimo). Eso nos animó a seguir escribiendo una edición más de este Libro de Peltre, que haciendo honor a los contenidos prometidos de La Monserga, se iba a quedar sin segunda parte.

Para tranquilidad nuestra, contamos en estos días con la colaboración desinteresada del Alcalde de Ibagué, fiel lector de este sitio web, quien retrasó las obras de los escenarios para que pudiéramos completar la serie (?). Lamentablemente no previmos que al Director de Coldeportes no le gustó una decisión recientemente tomada por el editor de La Monserga y decidió quitarle escenarios a la capital del Tolima. De todos modos gracias, señor Alcalde (?).

Yendo a lo que nos importa y liberados nuestros rencores, aquí va una segunda parte del Libro de Peltre de los Juegos Nacionales, con los torneos que sucedieron a la segunda edición.

Medellín 1932: campeón Barranquilla (o Atlántico, la misma vaina)

Como en la edición de 1928, los geniales hermanos Acevedo viajaron a Medellín para filmar los Juegos (fuente)
Como en la edición de 1928, los geniales hermanos Acevedo viajaron a Medellín para filmar los Juegos (fuente)

Los años 30 vieron un desarrollo del deporte colombiano que permitieron los primeros fogueos internacionales de nuestros atletas (ojo, por “desarrollo” entiéndase los intentos serios por institucionalizar cada disciplina; mientras que “fogueo” fue la heroica oportunidad de llevar atletas colombianos a que participaran en Centroamericanos, Bolivarianos y hasta Olímpicos a pesar de la indiferencia del país).

Así, las versiones II y III de los Juegos se convirtieron en espacios para conocer a las primeras leyendas del deporte colombiano: los atletas José “El Perro” Sánchez (abanderado de Colombia en Berlín), Jorge Nova (figura en la primera participación colombiana en unos Centroamericanos) y Jorge Perry Villate (primer colombiano en unos Olímpicos, en 1932 cuando ni siquiera teníamos Comité), los pioneros del tenis Jorge Combariza y Carlos Echavarría o los recordados próceres del fútbol barranquillero Roberto Meléndez y Romelio Martínez, mismos que darían al país su primer título internacional.

De hecho, hablando de las dos figuras de arriba, la supremacía costeña se vio reflejada en estas ediciones. La primera ratificación de eso fue en Medellín en 1932 en el viejo Estadio de Los Libertadores (en el actual barrio San Joaquín), donde Barranquilla ganaría el oro. Siguiendo el ejemplo de los campeones samarios, las delegaciones determinaron ya no enviar clubes, sino seleccionados de sus ciudades inscribiéndose ocho equipos: Medellín, Bucaramanga, Cali, Cúcuta, Santa Marta, Barranquilla, Popayán y Bogotá.

De los inscritos resultaron cuatro semifinalistas que acabaron volviéndose revanchas de la edición de 1928: Barranquilla contra Santa Marta (reeditando la final) y Bogotá contra Cali (como en el partido inconcluso de la ronda semifinal anterior). Clasificaron por el título los primeros de cada llave, en la cual se impondrían los de la Costa 5-1 con la actuación destacada del capitán costeño, el ya mencionado “Flaco” Meléndez. Además de Meléndez, en este torneo figuraron varios de los referentes de la prehistoria futbolera de muchas ciudades del país: los también barranquilleros Julio Torres, José Escorcia y Arturo «Guarapo» Mendoza (autor del primer gol colombiano en una Copa América), el mítico jugador cucuteño Daniel Antolínez, el futuro dirigente paisa Gilberto Piedrahita, el caleño Pedro Ricardo López (luego DT nacional durante el profesionalismo), los bogotanos Alberto Lega y Manuel Pardo (integrantes del Municipal que luego daría origen a Millonarios) o el samario Tomás Emilio Mier (autor del primer gol en El Campín durante los Bolivarianos del 38).

Barranquilla 1935: Campeón Magdalena (o Santa Marta, los periódicos no se ponían de acuerdo)

Imágenes de los anfitriones: Roberto meléndez tomándole el juramento a las delegaciones participantes (El Tiempo); el equipo del Atlántico saltando a la cancha (fuente)
Imágenes de los anfitriones: Roberto meléndez tomándole el juramento a las delegaciones participantes (El Tiempo); el equipo del Atlántico saltando a la cancha (fuente)

Los Juegos debían disputarse cada dos años, pero por razones económicas las fechas de las versiones siguientes fueron intermitentes. La tercera edición se disputaría tres años después en Barranquilla, teniendo como escenario principal al legendario (y hoy abandonado) Estadio Moderno. Se inscribieron diez delegaciones, ahora identificadas por la prensa con sus departamentos: Antioquia, Bolívar, Caldas, Cauca, Cundinamarca (incluyendo a Bogotá en todos los deportes, salvo fútbol), Magdalena, Santander, Norte de Santander, Valle y el defensor del título, Atlántico.

Ya era para entonces notoria la supremacía de algunas ligas y las dificultades logísticas de otras para viajar. Se nota ese desbalance en la goleada 12-0 de Magdalena a Caldas o en el caso del equipo de Cundinamarca, integrado para la ocasión por jugadores de Girardot, a quienes el corresponsal de El Tiempo solicitó su retiro dado su discreto perfil y la categoría de sus rivales (periodistas deportivos opinando con mala leche ¡inaudito!). Al final y sin mayores sorpresas, volvieron a enfrentarse los dos favoritos: Magdalena tras vencer a Antioquia en la semifinal, contra Atlántico que hizo lo propio ante el Valle. Los finalistas ya se habían enfrentado en la primera ronda, con resultado 4-2 a favor de los de Barranquilla, por lo que el partido tomó tintes de revancha (y de un clásico “nacional” dado el interés que despertó entre la prensa de todo el país).

Y con la expectativa y la presión del público fue cuando volvieron las tánganas a los Juegos. A pesar de la euforia del público, que tenía entre sus animadores a la banda de guerra de la Policía (barras en contubernio con la autoridad, otro rasgo primitivo de épocas pasadas), los visitantes se impusieron desde el primer tiempo; pero cuando el marcador iba 2-0 a favor de los samarios, un jugador de Atlántico agredió al árbitro tras un gol de Mier que consideró dudoso, con la correspondiente intervención del público. Entre patadas y continuas suspensiones del juego, los hinchas invadieron otra vez la cancha y el partido debió suspenderse cuando los del Magdalena ganaban 3-1, triunfo ratificado en el escritorio por el comité organizador.

Lo que dejaron los Juegos

Además de dejar héroes y experiencia para que nuestros deportistas participaran en sus primeros encuentros internacionales, hay un legado importante que dejaron estas justas, cambiando de paso la historia del fútbol colombiano. Los municipios construirían varios de sus escenarios deportivos insignes, gracias no sólo a este evento, sino también a los primeros eventos internacionales celebrados en el país: los Juegos Bolivarianos de Bogotá (1938) y más tarde, los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla (1946), ejemplo seguido por Manizales y Bucaramanga, quienes en las siguientes justas (1936 y 1941) construyeron lo que luego serían los estadios Palogrande y Alfonso López.

La existencia de esa infraestructura permitió que poco después el fútbol profesional fuera un espectáculo acogido por las principales ciudades del país (buena vaina), pero también hizo que los clubes nunca necesitaran de estadios propios (mala vaina). Los resultados de lo primero continúan en esencia, ya que hoy también podemos hablar de descentralización, pero porque nuestra Liga tiene casi la calidad de este descentralizado (?). Y en cuanto a esta época, con la popularidad vendría luego la década de la intervención de la empresa privada, iniciándose el debate entre amateurismo y profesionalismo que cambiaría supremacías y haría de los Juegos Nacionales, al menos para el balompié, un torneo menor.

Fuentes:
Alberto Galvis. Momentos de gloria: historia escrita y gráfica de los Juegos Nacionales. Bogotá, Coldeportes, 2000
Archivos de El Tiempo

10 pensamientos sobre “El Libro de Peltre de los Juegos Nacionales – Los primeros ídolos del fútbol colombiano – Vol. 2

  1. Apostillas a este (no me cansaré de decirlo, perdónenme) tremendo artículo:
    -Increíble que en esos tiempos el fútbol costeño dominara Colombia, y hoy solo Junior mete bulto y es noticia.
    -Qué vaina bizarra que el fútbol profesional colombiano tomó impulso por las pasiones de los Juegos Nacionales, pero creció exponencialmente con el circo ese que montaron los empresarios y que dan en llamar «El Dorado»
    – ¡La barra de la Policía! Cosas que hoy se ven solo en algunas tribunas del lado sur de algún estadio de Antioquia (?)
    -Gran apodo «El Perro» Sánchez.

  2. El Estadio antes Modevrno (?)
    No me parece tan absurdo lo de Barranquilla y Santa Marta, en todos nuestros países el fútbol llegó primero a la costa… Puede tener que ver con la facilidad para hacer entrar balones desde Inglaterra por la Aduana (así fue en Argentina). No sé si en todos los países el surgimiento de los clubes tuvo también tanta relación con los ferrocarriles (que eran ingleses) como acá.
    Lo cierto es que las ciudades costeras han sido el origen del fútbol en varios países (Montevideo, Buenos Aires, Barranquilla, Santa Marta, Guayaquil…).

      1. Hablas de potencia por equipos o por el aporte de jugadores? Si es por equipos, estamos de acuerdo. El Junior jamas, jamas ha sido un equipo grande. Ha sido uno de esos equipos chicos que de vez en cuando se ha ganado una estrella en el campo y otra, una estrella fugaz, en el ciberespacio. Sin embargo ha tenido poco peso en el futbol colombiano. Ha traido buenos jugadores? Claro que si hombre, claro. Como no hablar de un Daniel Alberto Teglia, Adalberto Perroud, Julio Cesar Uribe, Javier Ferreira, Juan Carlos Angel Delmenico, Cristian Montecinos, Edgardo Bauza, Juan Ramon Veron, Carlitos Babington (a proposito, saludes), Carlos Ischia, Omar Perez. Y cuna de locales como Carlos Bacca, Ivan Rene Valenciano, Victor Pacheco, Oswaldo McKenzie y otros. Pero es un equipo que nunca ha defendido un titulo, poco aporte a las Selecciones, pesima estructuracion de divisiones inferiores y escasa figuracion internacional. Los otros equipos de la costa son un ridiculo, un remedo de formacion deportiva, una verguenza regional, un remiendo.
        En cuanto al Caribe, si a esto te referis por «Costa», creo que es injusto decir que no haya potencia cuando la mayoria de los equipos colombianos se apoyan en jugadores de esta region, han tenido y tienen gran en la parte internacional y queramoslo o no, 3 de los 5 delanteros de la Seleccion en este momento, asi esten mas muecos que bebe de 3 meses, son de la region. No creo que la costa sea inferior en aporte y en calidad a otras regiones del pais.
        Son puntos de vista hombre, nadie tiene la razon al cien por ciento, y es tal vez un punto de partida para un debate hilvanado, con argumentos de peso y cimentados en una base de respeto por el otro y de aporte de ideas sin tener que vestir una camiseta de un equipo determinado o si se hace que sea de una forma sutil y casi que soterrada.

        1. Compañero, de acuerdo con practicamente todos tus puntos. Pero objeto dos para discusión/debate:
          – A mí en lo personal el Junior SI me parece un equipo grande de Colombia. Que no sea el más ganador o que no pelee cada año títulos, no le quita el peso específico que tiene el Junior en el fútbol colombiano.
          – Claro que hay muchísimos futbolistas costeños en el país. Pero me refiero a eso mismo, que con tanto futbolista debería haber más clubes organizados y peleando fuerte en el fútbol colombiano. Voy a eso que dices que «Los otros equipos de la costa son un ridiculo, un remedo de formacion deportiva, una verguenza regional, un remiendo.»

          1. Es cierto, con tanto jugador debería de tener más equipos y ser más constante con presencia de equipos en instancias definitivas. Y ese es mi punto, Junior es chico porque un equipo grande gana títulos, los defiende y es protagonista con frecuencia. Junior ni ningún otro equipo caribeño lo hace. Lo que pasa es que tal vez definimos «grande» porque paga bien y por la cantidad de hinchas?

        2. ¿El Junior chico? Podrá ser desorganizado, con no tan buenas inferiores, y amarillito afuera de las fronteras. Ah vea, como varios otros que se denominan grandes también… Por competencia y cantidad de hinchas, Junior es grande en Colombia. Con todo respeto, se le salió el termo, y a mi también (?)

          1. Junior es chico. Tiene hinchas, plata y ya. Es buen equipo cada año bisiesto. Y cuando juega internacionalmente por lo general hace él ridículo. Propio de equipo chico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *