Compendio de (o amago de) apodos del fútbol colombiano – Vol III: objetos

10

Decíamos en la primera entrega de esta serie que ha generado muchísimo revuelo desde Vladivostok hasta La Mojana (Sucre), que el ponerle apodos a otro cristiano/a es una de las costumbres más comunes que hay por estas tierras abandonadas de la mano de Baal. Y el fútbol no solo no es la excepción sino que se magnifica el asunto con tipos de todos los orígenes sociales, pasados escabrosos, carátulas de espanto, mañas variadas y/o virtudes/defectos notables expuestos a la visión exaltada de miles de gente maldadosa. Así que continuamos la serie con la segunda entrega de apodos de jugadores del fútbol colombiano, en esta edición hablando de los referentes a objetos.

Jugadores del fútbol colombiano con apodos de objetos

Comenzamos.

Alonso «El Pocillo« López era un lateral izquierdo manizalita que jugó con mucho criterio en Once Caldas y Millonarios en los 70 y 80. No se si es ídolo histórico del club en-bajador, pero sí al menos su pinta de hijo díscolo de familia paisa que se dedicó a fumar marihuana en vez de estudiar era habitual en las convocatorias azules en la primera mitad de los ochenta. También coronó selección Colombia en las eliminatorias de 1978 y 1986, en donde se le recuerda pariendo piñas marcando a un tal Diego Maradona en El Campín (al menos lo hizo más dignamente que Álvarez Balanta con Messi en San Juan). Pero no lo recuerdo como un tronco ni nada parecido: no sé cómo le habría ido de haber jugado hoy, pero el man me da la impresión que para la época era muy rendidor. El apodo de «Pocillo» con el que se le conoció toda la vida fue heredado de su hermano mayor desde su natal Manizales. ¿Y por qué le decían así al hermano? Hasta allá no llegamos…

John Jaime «La Flecha« Gómez jugó de delantero – del tipo de lo que antes llamaban «puntero derecho» – en el Cúcuta Deportivo (ahi debutó), Envigado, Nacional, DIM, Millos, Real Cartagena, Quindío y Pereira, al menos en la A. Se hizo conocido en el Poderoso DIM del Chiqui García de 1993, en el que no era titular fijo pero sí una alternativa constante para refrescar el ataque en partidos trabados, o para matar al contrario a punta de contragolpes aprovechando el detalle que era más rápido que atención de médico de EPS, o para emocionar al respetable con esas carreras que se mandaba como si estuviera quemándose. Uno de los goles que este servidor más gritó en su vida fue el tercero de la Flecha Gómez al final del partido de la penúltima fecha del cuadrangular final contra Junior, que iba hasta ese momento empatado a dos: la Flecha agarró un balón en el área, se mandó y llegó hasta la raya y con un ángulo de 0.47° mandó un frutazo que se metió no sé como putas en el arco que tenía bien cubierto José María Pazos. Con ese 3-2 llegamos a la última fecha con posibilidad de título, y ya todos sabemos qué pasó ahí ese 1993…. bueno, me desvié del tema. Decía que la Flecha como delantero era una culebra impresionante: rapidísimo, letal al contragolpe y con buen disparo de media distancia; de ahí le vino el apodo, inventado por un periodista de Medellín en sus comienzos pateando la pelotica.

El delantero Walter «Tranvía» Escobar es oriundo de Padilla (Cauca), y era de esos manes que siempre caía bien por ese particular aprecio que los hinchas promedio agarramos por los delanteros poco dúctiles pero serios, callados y muy trabajadores (aprecio que desaparece generalmente cuando llegan al equipo de uno….). Desplegó su fútbol esforzado y de choque en equipos de aquí (Cortuluá, Huila, Pasto, Cali, DIM, Nacional y hasta en el Depor de Aguablanca), y afuera (Olimpia, Defensor Sporting, Deportivo FAS), pero su mejor momento lejos fue en el Deportivo Cali modelo 1996 – 1998. Lo de «Tranvía» no lo sabemos con 100% de certeza, pero PUEDE SER que tenga que ver con el hecho que ese medio de transporte es pesado, lento y que una vez en movimiento cuesta pararlo…

John Edison «La Goma» Hernández juega de volante defensivo – ofensivo – mixto – mediapunta – carrilero – nueve y si lo dejan de kinesiólogo en el DIM. Tuvo unos comienzos tan sufridos que da para que Ron Howard saque una película de su vida: surgido de las inferiores del Poderoso no quedó en el primer equipo y de ahí le tocó deambular desde 2006 por (párale bolas): Bajo Cauca, Leones, Real Cartagena y Envigado antes de volver al Medallo en 2013, con el que lentamente se consolidó y fue titular fijo en el titulo de 2016-I. El apodo de La Goma no le viene por pegajoso sino porque de pelao se distinguió por ser uno de esos afiebrados que los ves en la cancha del barrio jugando partidos en la mañana, tarde y noche, y al día siguiente, y al otro también: de ahí salió que era un gomoso para jugar (en colombiañol, «gomoso» es «sumamente aficionado a«), y por defecto llegó «La Goma«.

Antes de hablar del siguiente diga la palabra «misil«. ¿La dijo con el acento en la sílaba final? Bien, como todos los colombianos de bien (?) harían; entonces, ¿por qué putas el apodo de Gustavo «El Misil» Restrepo se pronunciaba con el acento en la primera sílaba, así a lo gringo? Grandes misterios del fútbol colombiano… Este volante paisa se dio a conocer en una selección juvenil de Colombia de finales de los 80 y en la preolímpica del 92, y su carrera, aunque decente (principalmente en Nacional, Envigado, DIM y Bucaramanga, entre otros clubes), no tuvo el brillo que pintaba cuando surgió. El apodo le viene de la fuerte pegada al balón que mostró en sus inicios, y cuando digo «en sus inicios» aclaro que siempre me acuerdo de su fama pero no de un gol o siquiera de ver al arquero revolcándose por un tiro del Misil. Pero bueno, era la fama que tenía…

Si requiere presentación de Adolfo «El Tren» Valencia de verdad excede los límites tolerables de la mandadera de huevo. Uno de los jugadores colombianos que más hizo por agigantar ese trauma de «tenía todo para triunfar en Europa y no pudo» supuestamente le debe su apodo a una emisión de La Polémica de sus inicios en Santa Fe, en la que los panelistas (entiendo que el propio doctor Peláez) lo bautizaron así por su potencia y velocidad. En otra parte leí que los inventores del apodo fueron dizque Hernán Peláez, Iván Mejía y Carlos Antonio Vélez, pero me descascaro la cabeza pensando en un programa radial en el que hayan estado juntos esos tres en los tempranos ochenta, y no lo hallo….

El defensor central Osman «Fosforito« López surgió a la fama nacional en Millonarios de mediados de los noventa, en el que rindió tan bien a pesar de su aspecto medio bartolero que hasta jugó en selección Colombia por Eliminatorias. El apodo se lo enyardó otro de esos nombres tan frecuentes del Millos ochentero que uno lo asociaba por default al azul cuando lo leía o escuchaba: Germán Gutiérrez de Piñeres. Dicen que siendo juvenil al defensor de Buenaventura le dio por teñirse el pelo de rojo, y cuando llegó a entrenar con sus compañeros lo vio el mencionado ex-jugador embajador así con el pelo colorado, alto y más llevado que perro de indio, que de una lo de «Fosforito» cayó como por decantación.

Si hablamos de jugadores asociados a una camiseta cae como que mandado a hacer el nombre de Hugo «El Pitillo» Valencia. El lateral nacido en Jamundí fue jugador toda la vida del América al que cayó en 1976, y en el que jugó a ratos hasta que llegó el que lo consolidó definitivamente en el primer equipo: el doctor Gabriel Ochoa. Con el médico multiganador El Pitillo fue titular fijo e inamovible del Rojo de Cali en su época más gloriosa, exhibiendo más voluntad que habilidad por su banda. Fue por eso que por ratos era resistido por la hinchada de un equipo que podía comprar hasta a Maradona si quería, pero finalmente terminaban apreciando a un man que no era Junior el brasuleño ni Hans-Peter Briegel pero que casi que se hacía matar por esa camiseta, y además era capaz de mandarle sus buenos centros/ollazos. ¿Y el apodo? Se lo colocó de joven el periodista Mario Alfonso Escobar porque según él tenía patas tan flacas que parecían un par de pitillos… total que cuajó tanto el remoquete que hoy en día nadie sabe quién putas es Hugo Valencia, pero sí «El Pitillo«…

Edgar «El Pánzer» Carvajal ya lucía ese apodo cuando fungia como centrodelantero en el Envigado F.C. que ascendió en el primer torneo de la B de 1991. Por esos días no era muy conocido y pintaba para desaparecer del panorama, pero una relocalización al puesto de volante central le sirvió para seguir en la A con méritos en el Naranja, América o el DIM. El apodo le viene de su presencia física, o de su pesadez, o de ambas…

Una de las bendiciones que me ha dado el hacedor de todas las cosas (?) es el de poder haber abierto y sostenido este humilde sitio por varios años, y así el permitir enterarme de hechos tan trascendentales como el de que el apodo de Sergio «Jeringa« Guzmán le viene a este defensor central de Envigado, DIM y Nacional, entre otros, no por su aspecto físico o porque haya sido heroinómano, sino porque desde sus inicios en el club de la según los europeos ciudad de Pablo Escobar se distinguió entre sus compañeros por mamador de gallo / humorista / cuentachistes / qué hijueputa tan cansón (escoger una de las anteriores a discreción). Entonces le colocaron el apodo en referencia al humorista / comediante de stand up / presentador / personaje / coso que se hizo famoso en la televisión colombiana de finales de los ochenta. Qué cagada que lo conozcan a uno por eso…

El origen del apodo de Carlos Mario «El Galpón» Estrada lo he buscado por todos los medios posibles (al menos los gratuitos) pero el esfuerzo ha sido in_fructuoso. Entonces me quedé con la duda del por qué a este expedito y, ehh, poco dúctil defensor ochentoso del Poderoso DIM y Cúcuta fue apodado con ese mote tan específicamente zootécnico. ¿Sería que el man se dedicaba de pelao a la cría de aves de corral? ¿Fue porque durante su adolescencia le salían muchos gallos al hablar? ¿O era fanático de ir a algún sitio de señoritas cuyo nombre era el mismo con el que lo bautizaron futbolísticamente? Nanay: según la información que amablemente nos suministró este señor, tal parece que nació y se crió cerca de un galpón en el tradicional barrio Guayabal de Medellín, entendiendo «galpón» no como criadero de gallinas sino como fábrica de adobes y tejas.  Total que así se conoció al defensor toda la vida…

Otro ultraconocido del fútbol ochentoso es el delantero Manuel Acisclo «El Triciclo» Córdoba, nacido en Itsmina (Chocó… ¿será que el nombre viene de algún gringo que dijo algo como «It´s mina»?) del cual no todo el mundo sabe que antes de hacerse famoso en Millonarios y Santa Fe deambuló sin demasiado brillo en Unión Magdalena – en el que debutó -, Junior y Nacional. Pero en Bogotá fue que encontró su nicho luciendo con igual éxito en los dos equipos tradicionales de allá, más en el de rojo que en el de azul. Uno diría que un man llamado «Acisclo» ya no debería tener lugar moral para recibir un apodo… pero sí, fue bautizado como «El Triciclo» por algún periodista que hizo un ingeniojíjijimo juego de palabras con su nombre y con el tipo de juego volátil y firuletero del delantero. Ya con sus años encima cae al Atlético Huila, el Poderoso DIM, Cortuluá y regresó al Santa Fe.

El arquero Oscar «La Moña» Galvis se ganó el apodo por su tendencia a lucir una noventosa pinta de pelo-largo-desordenado-agarrado-con-cauchito, lo que derivaba en una coqueta moña que volaba grácil para la foto en los goles que recibió en Pasto, Cortuluá, Lanceros o Alianza Lima, entre otros clubes.

Jorge «El Mortero» Aravena ha sido uno de los tipos más cracks que estos ojos que se han de comer los gusanos han visto en el fútbol colombiano. O sea, el volante chileno no era un calidoso en el sentido «Ufff qué gambeta» sino en el de «Qué hijueputa para pegarle al balón«. El tipo lanzaba unos misilazos de larga distancia directos al arco sea en movimiento o en pelota quieta que no los atajaba ni mamputas, y que generaban un terror casi que cerval en los arqueros contrarios. Al chileno lo trajo el Deportivo Cali en 1987 desde España (jugaba en Valladolid) y encajó tan bien que ha sido uno de los pocos volantes – si no el único – que se quedaron con el Botín de Oro del FPC. Del Cali se fue al Puebla mexicano en el que ganó varios trofeos y rompió bastantes redes. Una bestia.

¿Hernán Darío «El Bolillo» Gómez necesita presentación?. El polémico entrenador ex Nacional, DIM, Santa Fe y la selección Colombia, y actual coach de Panamá se inició como jugador del Poderoso a finales de los setenta. Estando allí en cierta ocasión que fue a cortarse el pelo se pasó de calidad y se rapó todo; al siguiente entrenamiento los compañeros al verlo todo rapado lo agarraron de parche, cosa rara en el serio gremio de los jugadores de fútbol (?), y en eso el GRAN Boricua Zárate (¿qué hacen que no se han puesto de pie?) le estampó cagado de la risa un «¡Marica, pareces un bolillo!» (en obvia alusión al instrumento con el que los agentes de policía le, ehh, llaman la atención a la gente cuando quieren aquietarla). Y el apodo le quedó para el resto de sus días, que espero sean muchos pero fuera de la selección Colombia…


Además de los mentados arriba, mencionemos a:

  • Guillermo «El Tanque» La Rosa es el conocido delantero peruano mundialista en 1978 y 1982 y jugador en Colombia de Nacional, América, Pereira y Cúcuta (!). Supuestamente vino de su tierra sin apodo pero por acá le colocaron lo de «Tanque» por su potencia y contextura. Era muy calidoso, el peruano.
  • Carlos «El Motorcito» Hernández es un volante magdalenense que jugó por acá en Unión Magdalena y Junior (no sé si en otro lado, supongo que sí) y terminó en Venezuela, país en el que fue titular habitual de varios clubes de por allá y en el que aún reside, si es que no lo echaron por ser colombiano… El por qué de su apodo no tengo puta idea, pero elucubro que tiene que ver con su estilo de juego dinámico y utilitario, aunque no me extrañaría que tenga que ver con alguna profesión…
Una de las pocas imágenes existentes en el mundo del «Motorcito» Hernández, aquí en el Junior 1994
  • De Jorge «La Brocha» Vidal tampoco sé de dónde le viene el apodo. Este volante pastuso que en sus 17 años de carrera anduvo por Pasto – en el que es ídolo histórico – , Millonarios, DIM, Tolima, Santa Fe, Bucaramanga, Once Caldas, Huila y Boyacá Chicó comenzó jugando microfútbol antes de meterse a la cancha de fútbol once. Si tuviese bigote te diría que por ahí va la vaina del apodo, pero nones…
  • Juan «El Martillo» Penagos fue otro habitual del América ochentoso del Doctor Ochoa. De él y del talentoso volante central paisa Pedro «El Campero» Álvarez también desconozco el origen de su apodo.
  • Jaime «El Tanque» Ruiz tuvo sus quince minutos de fama en una selección sub 20 de finales de los 90. Fue bautizado así por el gran Hernán Peláez por lo tosco y pesado potente y luchador. Después de intentar consolidarse en el fútbol colombiano (en Quindío, Cortuluá y Pasto especificamente) se fue a probar suerte en clubes ecuatorianos y peruanos antes de pegar sorpresivamente el salto a Europa: concretamente el KVC Westerlo de la liga belga. Y ahí en ese país se quedó hasta el sol de hoy…
Quién lo hubiese creído del «Tanque» Ruiz cuando comenzó a jugar, que terminaría en Bélgica por varios años. Acá con la camiseta del KV Mechelen, o el Malinas en cristiano
  • Y cierro con uno de esos que uno escuchaba por esos tiempos ochentosos y de los que se acuerda por allá lejos como parte del fondo de las memorias: Jairo «El Plástico» Torres. ¿Quiere foto del «Plástico» para asociar el nombre a una cara? Acá ta abajo…. ¿El apodo? Ni idea, pero debe ser uno de los más indescifrables que hay.

Artículos anteriores: 1, 2 

10 pensamientos sobre “Compendio de (o amago de) apodos del fútbol colombiano – Vol III: objetos

  1. «Con ese 3-2 llegamos a la última fecha con posibilidad de título, y ya todos sabemos qué pasó ahí ese 1993…»
    Jajajaj la tienes adentro cierto?
    Buen post master

    1. ¿Adentro? Para nada: la recuerdo como uno de los momentos más duros que me ha dado el fútbol, pero se me quitó el dolor con dos cosas: 1) El título de 2002 y 2) Ver a Viera corriendo como enajenado en el 2-0 del título de 2016-2….

  2. Grande Master, el Alpinito Carrillo no encajaria ahi? Ah y ademas de Aravena me parece que el Super Guigo Mafla tambien fue «pchichi» del FPC siendo volante.

  3. Buen post brother, queda muchísimo por hilvanar en este fantástico mundo de los apodos, chapas, remoquetes, alias o a.k.a., a continuación daré algunos que me han llamado poderosamente la atención, bien sea por la connotación del apodo o por el ser humano que lo posee…por ejemplo tenemos a Héctor Hugo Hurtado quien jugara en América y Nacional a quien le decían «el vagón», no tengo bien claro si era haciendo alusión a un vagón de tren o, a que el tipo era tremendamente díscolo o sea vago. Hubo un petardo que jugó en el Cali en la época en que lo dirigía José «el piojo» Yudica, se llamaba Alejandro Kenig y le apodaban «el tanque», era un discretisimo volante de creación disque con llegada de gol pero poco o nada hizo en el deportivo, y creo que muchos aquí ni lo recuerdan. Alguna vez en unas ferias en Palmira tuve la oportunidad de verlo en persona y ahí fue donde me quedó claro lo del remoquete: el tipo era saporro, chiquito como achatado a los polos dando como resultado una compleja forma de tanque que ni pa que te cuento. Otro apodo inverosímil sería el de Edinson «El guigo» Mafla, bastión del superdepor campeón del 96, está es la hora que n.p.i sobre el origen de su apodo. Por ahí está también a Gonzalo «el ponqué» Martínez, que jugara en el Tolima, Cali y Boyacá Chicó, discretisimo y menesteroso lateral que no sabemos cómo putas llegó a ser de selección Colombia. Por ahí recuerdo también al gran Bernardo «Cuntaquinta» Redin (de pie todos) en clara alusión al protagonista de la teleserie ochentosa «raices». Finalmente, insisto y te insto formalmente a que hagas un post única y exclusivamente a escudriñar los probables oscuros orígenes del apodo de Freddy Grisales, «el totono» y por fin esclarecer de una maldita vez que belcebues es un totono.
    De este sabroso tema, y creo que hablo por todos (los 10 o 15 pelagatos que todavía le botamos corriente a esta página) podríamos pasar días, jornadas enteras dilucidando y debatiendo al compás de cantidades industriales de alcohol, pero por ahora, te mando un cálido saludo desde la fría e indiferente Bogotá. Suerte papá.

  4. Master, oí alguna vez al «Campero» decir que le decían así porque le iba bien en todas la posiciones defensivas de la cancha y le colocaron «Campero» gracias que estaban de moda por esas épocas dichos automóviles y asociaron el concepto «Todoterreno» del campero al «Campero» (?)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *