Postales de un pasado no tanto mejor sino menos pior: el Once Philips

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Siempre da gusto retomar esta sección con la impunidá que da el no estar en una página/grupo/foro llena de Messiliebers o Cristibobos peleando por afirmarle y dejarle absolutamente claro al mundo que el suyo es mejor que el otro en niveles futbolístico, personal, económico y astral. Ni en otra llena de viejos cacrecos (de edad o de alma) que llenan las horas vacías post-jubilación con discusiones eternas – y en CAPS + LOCK – de si el argentino Gabriel Facundo Piersimonetti que vino al Quindío en el 74 era delantero centro o media punta, o de esos que ante la pregunta «Adivine la formación de la foto» responden alegremente sin mirar si ya lo han hecho otros antes, con lo que tienes de resultado 125 comentarios distintos con la alineación o parte de ella, y por allá abajo uno despistado preguntando aún cuál es la nómina. Bueno, afortunadamente aquí el único viejo cacreco es el que está manejando el chuzo este, y ustedes, aunque aún jóvenes y cándidos que sucumben ante las vicisitudes de la vida, tienen un afán de conocimiento suficiente para leer estos posts o para ingerir sustancias alucinógenas desconocidas.

Toda esta perorata era para introducírselos. El post, digo… recordemos en esta sección al…

Once Philips 1993… [momento, ¿cómo que «Once Philips«?]

Antes de proseguir aclaremos qué es esa vaina de Once Philips. Y la respuesta no tiene misterio: ¡es el mismo Once Caldas, marica! Resulta que el club de esa loma urbanizada y simpaticona que es Manizales siempre ha sido muy relajado con la integridad de su nombre si hay un patrocinador gomoso de por medio. Es por esto que desde 1971 metieron el cambiazo con su nombre, que del tradicional Once Caldas pasó a ser conocido como Cristal Caldas, por influencia del patrocinio de la Industria Licorera departamental (Aguardiente Cristal…. Cristal Caldas… ¿sí pilla?). Con esa denominación fue conocido el Blanco – Blanco durante toda la década del 70 y gran parte de la del 80; la única excepción fue el periodo 1980 – 1983 en el que, por razones similares, el club se denominó oficialmente Varta Caldas. Resumiendo: entre 1961 que debutó en el fútbol colombiano (los clubes anteriores de Manizales no tienen que ver con el Once de hoy) hasta 1990, el club tuvo tres nombres diferentes.

Sí, tres nombres diferentes pero el apellido era el mismo: lo de «Caldas» no fue negociable, y de hecho por esos días uno hablaba coloquialmente no de «el Once» sino de «el Caldas«. Hasta 1991. Ese año el club obtuvo el patrocinio de una multinacional de electrodomésticos y bombillos, que exigió (o pidió, o aceptó, vaya uno a saber) que se reflejara su denominación en el nombre del equipo. Y a pesar que inicialmente sonó que se iban a llamar dizque Philips Caldas (en serio, lo escuché yo con estos oídos que se los han de comer los gusanos) al final se anunció que a partir del torneo de ese año, el club de Manizales se iba a denominar… Once Philips (!!!)… Imagínate la chambonada… o sea, de por sí es aburridor que los dueños de tu equipo cambien así no más el nombre del tuyo, de ese por el cual das tu vida en redes (?), y más aún por designios de un patrocinador que se le ocurrió bacano hacerlo. Ahora que el cambio afecte a la denominación con la cual es conocido tu club es una cagada. Imagínate por ejemplo seguir este año al Deportivo Cali y al otro Deportivo Deopies («Vamos vamos Deopies / ponga huevo para ser primero….»).

Eso tal cual pasó con el Once Caldas –  entre 1991 y 1993: era Once Philips y a la mierda lo demás. Algunos apologetas (?) justificaban la cosa recordando la historia del PSV Eindhoven (Philips Sport Vereniging), pero la verdad que la justificación era más atravesada que una reunión de trabajo un domingo a las 2:00 p.m. Total que como «Once Philips» el club blanco jugó, como dije arriba. hasta 1993, alternando malas campañas con algunas muy sabrosonas. Este combo de la foto es de 1993, con un equipo rapidito, imaginativo y de buen fútbol que pronto se destacó en el grupo de los equipos más pequeños. Incluso llegó hasta cuadrangulares semifinales, pero no le alcanzó el impulso para coronar al menos Libertadores. El entrenador era un técnico aún joven recién salido de la selección Colombia sub 20 (no le fue muy bien) y con fama de formar jugadores jóvenes, y el cual mencionaremos al final.

Hecha la aclaración, vamos entonces a recordar a los jugadores del equipo lumínico:

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El Once Phillips 1993 (Fuente). Arriba: Oscar Córdoba, Martín Zapata, Jairo «Banano» Murillo, Harold Morales, Martín Caicedo, Jair Abonía. Abajo: Fabián Martínez, Guido Torres, Robeiro Moreno, Miguel Asprilla y Blas Romero.

El que no identifique al primero de arriba manda mucho huevo: es Oscar Córdoba con 23 añitos y un futuro que pintaba promisorio. Bueno, ni tan futuro: al man le estaba yendo tan bien que era el titular de la selección durante las eliminatorias de ese año. Como ya todos sabemos hasta cuántos huevos come al desayuno el gran Oscar, sigamos. A su lado está el volante Martín Zapata, nacido en Santander de Quilichao (Cauca) y que también contaba con apenas 23 años por esos días de la foto. Recién había debutado en el profesionalismo el año anterior en Cortuluá, y del Once se fue al Deportivo Cali en donde pasó los mejores años de su carrera (y se alimentó mejor…. en la foto se ve llevao). El man era un volante central con mucho criterio, muy fuerte en la marca y sensato para no feriar el balón, y con esas dotes se adueñó rapidito de la zona media del club verde de Cali, en donde ganó y casi ganó (?) varios títulos. Como somos de jodidos los aficionados al fútbol, lo recordamos mucho más por ser el que botó el penal decisivo ante Palmeiras en la final de la Libertadores de 1999, que automáticamente le dio el título al Verdão (era el quinto con la serie 4-3 a favor de los brasileños). De algún modo lo marcó toda la vida injustamente; dicen las malas lenguas que fue el único que se atrevió a pegarle a ese penal porque a Mayer Candelo, Arley Betancourt y Alex Viveros, entre otros, les hicho achí, pero no sabemos qué tanto de esto es mito porque en los 90 minutos, el propio Zapata había cobrado el penal que puso el empate transitorio en el encuentro…. lo lógico era que cobrara el definitivo. Total que después Zapata jugó en la LDU ecuatoriana, Nacional y terminó retirándose en el Quindío, y de él volvimos a escuchar en 2006 cuando fue asesinado en Cali al parecer por líos de mujeres (otras versiones dicen que se vio metido en un mierdero en un estanco).

Sigamos. El tercero de arriba es Jairo «Banano» Murillodefensor central valluno (creeeo), muy recio y tosco pero cumplidor, de esos que no destaca pero que si el técnico le dice por ejemplo «Pana, no me deje voltear al nueve de ellos porque nos vacuna«, el man te lo cumplía sea que marcara a Luis Suárez o a Ezequiel Rescaldani. Jugó en Deportes Quindío, Atlético Huila e incluso pasó por el viejo Alianza Llanos de la Copa Concasa. De él contó ese talentoso diez de cara dolorida llamado Giovanni Hernández en alguna entrevista que «Recuerdo cuando «El Banano «Murillo me vio en la pretemporada con Once Caldas y lo primero que expresó fue que si yo valía un millón de dólares, pues él valía cinco. Cuando empezamos a hacer trabajo de balón en parejas me tocó con él y en una jugada me lo saqué y lo dejé en el piso. Se levantó y dijo, delante de todos los compañeros: “este no vale uno, vale diez millones”.  Mira esa, por culpa de la mala marcación del «Banano» es que nos chupamos al jueguito cacorro ese por tantos años en la selección…

A su lado está Harold Morales, producto de esa inagotable cantera bogotana que tanta gloria le ha aportado al país (?). Surgió en el Millonarios de principios de los 90 en el que fue titular más o menos habitual en la media cancha, y después pasó por el blanco, Santa Fe (!), DIM y Tolima. Ya retirado a finales de los 90 viajó a formarse como técnico en España (lo invitaron su ex-compañero Juan Manuel Peña y Harold Lozano) y desde su vuelta ha dirigido a varios equipos de la B (Patriotas, Expreso Rojo, Girardot FC, entre otros) y como asistente y/o encargado de Santa Fe y Cortuluá. Se ha destacado más como entrenador de divisiones menores, en Santa Fe, Cortuluá e incluso en la selección Colombia sub 17, en la que fue asistente técnico en el equipo de 2013.

El quinto de arriba es el defensor central Martín Caicedo, creo que caucano, surgido en Deportivo Cali y titular en la defensa de la selección Colombia campeona del Sudamericano sub 20 de 1987 y en el Mundial del mismo año. No tengo registro de cuánto duró en el Once Equis pero recuerdo que fueron bastantes años, también estuvo en Real Cartagena y Atlético Huila. Lo último que supimos de él es que estuvo de Asistente Técnico en el Uniautónoma de 2014, pero creo que no sigue haciendo lo mismo debido a que ese equipo desapareció.

El que cierra la fila de arriba es el caucano Jair Aboniadelantero de raya rapidito y muy hábil, aunque algo frágil e inconstante. Seguramente esto último fue lo que lo afectó para consolidarse en un equipo grande, porque el man tenía partidos en que era qué hp culebra, de esos que uno terminaba diciendo asombrado «este man por qué no lo tienen de titular» hasta que venía el siguiente juego y uno «ahhh, por eso«.  Se dio a conocer en Millonarios – aunque debutó en el Cúcuta en 1986 – de finales de los 80 y principios de los 90, en el que le pasaba más o menos lo que comentamos arriba: un partido era la solución que desenrredaba el asunto para el equipo, al siguiente no la olía y era puteado por la ingrata afición bogotana. De los Embajajajajadores se fue para el Once Philips y de ahí para el Trujillanos del fútbol venezolano, en el que ahí sí le fue bastante bien y en el que se retiró en 2001. Solo añadiremos que si busca por Google «Jair Abonía» le aparecerá este man que es fotógrafo (¿será hijo del futbolista? imagínate andar por la vida con ese nombre y tener tocayo) que ha hecho trabajos artísticos como este, que compartimos con ustedes únicamente para que disfruten ese bello arte que es la fotografía.

Talentos perdidos y no tanto (ni tan talentos, ni tan perdidos)

El bogotano Fabián Martínez pintaba muchísimo, pero bastante, y cuando digo esto no exagero un carajo. El man jugaba de media punta o lo que en esa época llamaban delantero retrasado (no «delantero retrasado» como Teo sino por la posición que ocupaba en la cancha), y surgió del Santa Fe de finales de los ochenta.  No se consolidó en la titular del Cardenal a pesar que destacó en las selecciones bogotana y colombiana sub 20, por lo que en 1991 se fue a Manizales sin mucha bulla y allí tuvo tres años bastante buenos, jugando en altísimo nivel y siendo el eje ofensivo del equipo. Cumplía sobradamente como generador de todos los ataques del Blanco, jugando sin lujos ni firuletes pero logrando de manera eficiente lo que se espera de su posición: meterse en medio de las trincheras enemigas sin dejarse quitar el balón y dársela a un compañero que estuviera más cerca que él del arco del frente. Total que estuvo en un nivel parejito y seleccionable (estuvo en la selección preolímpica de 1992 pero entre rosca paisa decisión técnica y buen nivel de los titulares no jugó casi), hasta que se lo llevó esa devoradora de hombres jóvenes que atraía y exprimía a jóvenes promisorios para después desecharlos como un trapo que era el América pre-Lista Clinton: cayó allí en 1994 y se apagó totalmente. Ahí duró unos añitos más sin dejar casi la banca, y se fue al Quindío, volvió en 1997 a Santa Fe y hasta donde sé, ahí se retiró.

A su lado está el lateral Guido Torres, surgido del Boca Juniors caleño y del que solo conocemos sus pasos por el Once Caldas – en el que duró varios años, se iba y al final volvía -, el Cúcuta que descendió en 1997  y Cortuluá. En el club manizalita no era figurón pero sí habitual en las nóminas del torneo.

El paisa Robeiro Moreno era otro de los figurones de ese equipo. Oriundo del áspero Barrio Antioquia de Medellín, Robeiro (con ese nombre no puede negar su colombianidad ni por el putas) esquivó literalmente las balas y el mal destino de los de su sector y ciudad de fines de los 80 para dedicarse al fútbol. Se destacó en la selección Antioquia sub 20 de 1988 y por eso jugó el Sudamericano del mismo año y el Mundial del siguiente, y terminó cayendo al Once en 1990. En este equipo demostró su calidad en la banda, con más facilidad para salir que el Chapo Guzmán de una cárcel mexicana, centrando con mucho criterio y generando jugadas con bastante habilidad. En Manizales fue titular fijo durante 10 años: de hecho es el tercer jugador con más partidos jugados en la historia con el Once (451 partidos, arriba de él están solo Henao y Valentierra). Su deuda fue con la selección, con la que jugó un par de amistosos pero en realidad no le dieron oportunidades. Para 2001 se fue a Nacional a ver si lo convocaban al fin (y no), y en 2003 terminó su carrera en Bucaramanga. Hoy en día es yunta (?) del DT Héctor Estrada, y con él ha estado de asistente en Alianza Petrolera, Jaguares y otros equipos de calibre similar.

El penúltimo de abajo es el delantero Miguel Asprilla, alias «Miguelón» (!!!). Nacido en San Sebastián de Buenavista (Magdalena), se fue a Cali a jugar con el verde allanador de propiedad privada (?), con los que debutó en 1990. De ahí pasó al Quindío y luego al Once en 1993, en el que se destapó de tal modo que quedó Botín de Plata ese año con 27 goles. El buen momento le valió para ser convocado a la selección, con la que jugó varios amistosos de la gira triunfal pre-Mundial 1994, pero con un solo gol en siete partidos no le alcanzó para tumbarle el viaje al Tino, al Tren, a Valenciano y ni siquiera a Aristizábal… en 1994 volvió al Cali (creo que aún era dueño de su pase) pero como cosa rara, no rindió; de ahí se fue al Santos Laguna de México en el que duró tres años y terminó en Alianza Lima en 1997, en el que se retiró del fútbol al año siguiente con 29 años (!!). En México y Perú no le fue mal a Asprilla: al menos lo recuerdan bien en ambos clubes y alcanzó a convertir varios goles. Hoy en día vive en Acapulco, en donde aún es conocido. También los hinchas del Alianza lo recuerdan por goles como el que mostramos en el video de abajo.

Y por último el delantero paraguayo Blas Romero que llegó ese año al Once pero no le fue bien. El tipo tenía buena hoja de vida (hizo parte de su selección en la Copa América de 1991, aunque no jugó) pero en Manizales no funcionó. Al año siguiente se fue al fútbol chileno y hasta el sol de hoy.

https://www.youtube.com/watch?v=FiD9EU6vdyo

El técnico de ese equipo que jugaba tan sabrosito era el señor de la foto de abajo, un tal Carlos «Piscis» Restrepo. El del Once era su primer trabajo con un equipo profesional: venía de dirigir con mucho acierto en una y no tanto en otra las selecciones Antioquia y Colombia sub 20, y tenía fama por esos días de cultivar un buen fútbol, de mucho ataque y toque rápido. Con el Once jugó precisamente de esa manera pero no ganó títulos: lo vino a hacer en 1995 con Junior (el único con clubes colombianos hasta el momento), y luego un par de veces en Costa Rica y Honduras. Ya creo que todos sabemos qué estuvo haciendo hace poquito, así que no me extenderé mucho en ese punto para no dañarles el almuerzo.

«Este man va a ser un técnico el hp» decíamos todos por esos días.

Cerramos con un dato muy trascendente y relevante para el país, y que muy seguramente les hará ver la vida con otros ojos: el origen del apodo de «Piscis«. ¿Es por su signo zodiacal? Nones (a menos que los parceros de uno sean todos astrólogos no me pinto a alguno apodado por esa razón, excepto uno que sea Virgo). ¿Es porque descubrió por esos años la magia del rock indie y terminó siendo fanático de los grandísimos Pixies? Tampoco. La verdadera razón es la siguiente, según lo que él mismo contó por acá: «El apodo Piscis es porque a mi hermano mayor, en el Colegio Calasanz, le apodaron Piscingüino [¿Ah?], por querer decirle chiquitico, bajito. A la chapa la abreviaron «Pisci» y como éramos tres hermanos, «Los Piscis»«.  Mira esa, lo que uno se viene a enterar después de tantos años….

15 pensamientos sobre “Postales de un pasado no tanto mejor sino menos pior: el Once Philips

  1. Ehhh master pero que…releyendo post xq no hay nada nuevo(?)
    Grandioso post…..Era el once mas bacanon (no derivado del verbo: compro vacas con la plata de un jumento q vendi a madrid)…

    1. Era muy querible ese Once, porque aparte de humilde jugaba bacanito. El Bucaramanga de un par de años atrás era simpaticón por lo pequeño pero no gustaba tanto como este… creo que eso de «Philips» le quitó convocatoria

  2. Gran post del F(x)= Once x U G(x)= x Caldas….(?), serios; Córdoba estuvo en el primer semestre porque, bueno, no me acuedro muy bien de como eran tan bien organizados(?) esos torneos en esos años, lo que si me acuerdo es que mi tocayo paso al América despues de las eliminatorias y participo del cuadrangular final con el DIM, Nacional y Junior…seee…el del collar de arepas y el gol de Mackenzie. Lo de Martin Zapata ese grone nunca desperdiciaba un penal y vea, justo le toco en la tanda de penales despues de haber marcado en el partido.
    Pd: Mucho mejor que oir a Guillermo Ruiz en el Pulso sin los datos adicionales como las bellezas de instagram….

  3. Ja! lo del apodo del piscis hace parte de todo lo mal que está el mundo.. que apodo de mierda es eso de piscinguito… no joda…
    Saludos don YSEC, buen post como casi siempre, sigo esperando el post del ensayo y error de millonarios A y B en las previas de libertacup de este año…

  4. Master tengo entendido que el Once tal como lo conocemos data ciertamente de 1961, gracias a la fusión del Once Deportivo y del Deportes Caldas, pero no olvides que aquel título de 1950 que ganó el Deportes Caldas, los del blanco blanco lo consideran suyo.

    1. Así es, e incluso antes del título con el profe Montoya, el Once Caldas lucía una estrella en su escudo. Pero entiendo que la Dimayor no lo cuenta como tal.

  5. Gran post, brother. Te daré un par de datos, total y completamente irrelevantes y que no conducen a nada, a manera de bonus track. El primero es que en la foto del equipo (y no se porque no estaba ahí si era titularisimo, a lo mejor estaba suspendido o lesionado) faltó el gran (?) El «misio» Suárez (no se si misio es con s o con y su nombre creo quería era Omar), jugador bajito y calidosito que recuerdo que una vez fue figura en un partido Caldas vs Cali que jugaban en el palo grande, en ese momento en remodelación y ampliación, y en el que el otrora glorioso cayó vapuleado 5 a 0, y si mal no estoy esto le significó la salida por la puerta de atrás al técnico del Cali que era el peruano Miguel Company, que venía de hacer con este mismo plantel una notable participación en el cuadrangular final de 1992.
    Mi otra apostilla es con un gracioso comercial que por esos días salió en la tele y que estuve buscando por Youtube pero no lo encontré. En dicho comercial el modelo era nada más y nada menos que el manizalisimo Esteban Jaramillo, solo recuerdo el estribillo del comercial que creo que anunciaba un sorteo para ganarse electrodomésticos y el man salía diciendo gol, gol once Phillips gol!!. En otros medios el once Phillips era mejor conocido como el once «sífilis»…

  6. Que buen post, añadiendo: Cuando al once caldas lo compró Kenworth éstos propusieron que se llamara ahora «Once de la montaña», misteriosamente no sucedió.

  7. Fui a todos los partidos del primer semestre del 93 que se jugaron en el Palogrande. En esa época estaba en demolición para dar paso al que todos los jóvenes conocen (el estadio viejo tenía velódromo). Jugaba sabroso ese equipo. Entre los suplentes estuvieron Tilger y Aguilucho Quiñonez. La final del primer torneo que daba bonificación fue contra el Junior del Pibe (en la boleta de ese partido, el Mono me dio un autógrafo), creo que ganó el Once.

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