Hoy se nos hace casi rutinario ver a Australia colada en cada Mundial de fútbol; pero hubo un tiempo en el que esto no solo era totalmente inesperado sino hasta exótico. Les contaremos acá  en este depositario del saber ancestral y arcano como fue la primera vez de los australianos en mundiales en 1974, y contra qué prejuicios tuvieron que luchar en su propio país.

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Australia antes de enfrentar a Alemania Occidental en Hamburgo, en 1974

Los algo mayores recordarán el tiempo (no muy lejano) en el que los australianos se la pasaban cagándose en las patas en repescas intercontinentales, molesto asunto que fue eliminado con la mudanza desde la pequeña federación de Oceanía a la más competitiva asiática, con mayor nivel de exigencia y sobre todo que te minimiza la posibilidad de viajar cada cuatro años a Montevideo el otro lado del mundo. En parte gracias a esto es que hemos visto a los de amarillo y verde lucir su ingenuidad y cándida torpeza en Alemania, Sudáfrica y Brasil, con resultados variopintos dignos de “equipo simpático del torneo“.

Aún antes de eso los australianos eran encuadrados en los viejos grupos de Asia-Oceanía de las eliminatorias de la FIFA, de los que generalmente la pifiaban ante equipos igual de ignotos que ellos. Por eso es que antes de su clasificación por penales vs Uruguay en 2006 exhibía una solitaria participación mundialista en su historial, y al revisarla en detalle se encuentran historias poco conocidas que vale la pena compartir con gente igual de desocupada y ociosa que uno. Pase, siga, siéntese y lea.

«Sheilas, wogs and poofsters»

El primer partido de soccer ([*] dejen de arrojarme cosas, maricas, que ya explicaré la palabrita en el párrafo de abajo) que se tiene registrado en Australia fue en 1875, entre un equipo formado por los guardianes e internados del Woogaroo Lunatic Asylum (¡un hospital siquiátrico!) y un equipo de fútbol de reglamento australiano de Brisbane. El match se jugó en una cancha dentro de las instalaciones del asilo, y en los registros de la época dice clarito “el partido fue jugado sin agarrar con las manos el balón bajo ninguna circunstancia (reglas de la [Football] Association)“; ergo, nuestro fúlbol. Por esos mismos años se registran varios matches entre clubes de rugby, fútbol australiano, fútbol británico y hasta cricket, pero jugando bajo las reglas del deporte que nos llena nuestras vidas y almas (?). Según lo que pude entender se deduce de las fuentes consultadas, la prehistoria del fútbol en ese país se confunde bastante con la de los otros deportes de origen similar, y no fue sino hasta 1911 que se formó el embrión de la actual federación nacional con la Commonwealth Football Association. La práctica del fútbol creció lenta pero continuamente con la fundación de clubes en Sydney, Melbourne y otras ciudades (aún existen clubes como el Balgownie Rangers FC fundado en 1883), lo que ayudó a la formación del primer combinado nacional en 1922 para irse de gira por Nueva Zelanda y posteriormente por Hong Kong y la India.

[*] [La palabra “soccer” en realidad no tiene nada de yanqui: pasa que cuando se codificaron las leyes del fútbol en 1863 en Inglaterra, nuestro deporte era conocido como “Football Association” para distinguirlo del rugby, aka, “Rugby Football“. Entonces por puro slang juvenil, los youngsters (?) de los colegios británicos hablaban de “rugger” al referirse al que jugaba rugby y “assoccer” (de “association”, ¿sí pilla?) al que jugaba a la hoy pelotica redonda, y de ahí se pasó en algún momento al término “soccer“. Palabra que cayó en desuso en las islas británicas, pero que siguió siendo utilizada en otras partes a donde los británicos llevaron nuestro deporte y en las que se practican variantes del fútbol, como Estados Unidos y Australia. Incluso en este último país hasta hace poco – no se si actualmente sigue pasando – si hablabas de “football” te entienden que te referías o al rugby o al fútbol de reglamento australiano, dependiendo de la región donde estés… pero si querías hablar de lo que nos ocupa ahí sí hablaban de “soccer”. Para no andar confundiendo a la comunidá, acá seguiremos hablando de “fútbol” y no jodemos más….]

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Esta foto de 1909 del St Kilda British Football Club es una de las más antiguas de clubes de fútbol en Australia

Durante la primera mitad del siglo XX el fútbol continuó su expansión nacional, pero la Segunda Guerra Mundial marcó un punto bisagra (?) en el desarrollo del fútbol en la isla-continente. Muchos habitantes de la Europa hecha mierda de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta decidieron migrar a Australia para ganarse la vida (de todos lados: yugoslavos, griegos, italianos, polacos, ucranianos, alemanes entre otros), y con su llegada el fútbol tuvo un auge e impulso bastante notorio. Se formaron infinidad de clubes nuevos fundados por inmigrantes en los suburbios y periferia de las grandes ciudades, de los que por sus nombres identificas de dónde venían los fundadores: Ukrainian Essendon Lions, St George Budapest, Prague, Marconi Lions, Brunswick Juventus, Melbourne Croatia, South Melbourne Hellas, entre muchos otros, y la práctica del deporte se extendió más aún por todo el país.

Pero, ajá, usted sabe que los seres humanos somos por naturaleza unos hijueputas, y aparecieron los celos y la discriminación: la xenofobia latente en Australia por esos días – la masiva llegada de vecinos no británicos despertó muchos temores entre la rupestre y aislada población –  se manifestó en un no tan sutil rechazo a los clubes recién formados, a los que incluso se les negó la membresía a la federación nacional de rancio abolengo británico. La práctica del fútbol de a poquito comenzó a ser mal vista por la opinión pública y fue asociada a los inmigrantes, a los pobres / caca / degenerados: lo peor de lo peor. Tanto que de esa época de posguerra se acuñó una frase despectiva y famosa por allá: de que el fútbol era un deporte de “sheilas, wogs and poofters“: o sea de “nenitas, extranjeros (la palabra “wog” se usaba de manera peyorativa para los inmigrantes no británicos) y maricones“. Los australianos “tradicionales” miraban con total desprecio el fútbol, lo tenían como un deporte extranjero – en oposición al muy británico rugby – e incluso lo llamaban “Wogball”.. ¡Chúpate esa!

Así que los clubes rechazados formaron su propia asociación pero estaban con la jeta pegada al alambre, porque para 1956 la FIFA aceptó a la tradicional y nacionalista Australia Soccer Football Association como miembro oficial de la entidad orbital. La alegría les duró unos añitos no más, porque en 1960 la FIFA los suspendió como castigo por la costumbre de los clubes aussies de fichar a jugadores europeos sin pagar derechos deportivos a los equipos dueños de sus pases (ahhh, yo que pensaba que esas cosas solo pasaban por acá….). Lo simpaticón del cuento es que en 1963 la FIFA los readmitió pero reconoció como miembro oficial no a la vieja Federación sino a la Australian Soccer Association, que no era otra sino la formada por los clubes de inmigrantes rechazados por la asociación xenófoba. Qué linda historia de SUPERAZIÓN y lucha: no entiendo por qué por ejemplo Peter Weir no se ha hecho una película de esto con final apoteósico (me pinto a un Paul Hogan como presidente de la ASA, todo achacoso pero feliz en sus botas de cuero de cocodrilo, saliendo en andas de las oficinas de la FIFA en Zurich llevado por miles de paisanos felices y una lágrima de emoción aflora en mí…). Este organismo es el que en adelante continuó manejando el fútbol en el país.

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Los australianos (camiseta más oscura) saludando a un norcoreano en su primer compromiso oficial por FIFA en 1965

El debut de los compatriotas de Kylie Minogue en eliminatorias mundialistas fue en 1965 para enfrentarse por un cupo a Inglaterra ´66 contra Corea del Norte. Solo contra ellos: resultó que diecisiete selecciones de África y Asia renunciaron a disputar eliminatorias en protesta por la decisión de la FIFA de asignarle un solo cupo a todas ellas, así que lo único que tenían que hacer era bajarse a los norcoreanos en un doble partido en Phnom Pehn (Camboya) para estar entre los 16 felices clasificados. A pesar de todo el entusiasmo y las ganas y debido a los prejuicios que hablamos arriba, el fútbol profesional en el país era inexistente; así que los seleccionados aussies eran todos aficionados que tenían otros trabajos full time y dedicados a la pelotica solo en sus tiempos libres. El combinado nacional tuvo un solitario entrenamiento antes de abordar el vuelo a Phnom Pehn y alcanzó a jugar un único partido preparatorio contra un equipo local. ¿Los norcoreanos? Disputaron 35 (!) partidos de preparación, y así resultó la serie: 6-1 y 3-1 a favor de los discípulos de Kim-Il-Sung. que después fueron sorpresa en el Mundial. Lo más bajoneante para los aussies es que les tocó jugar varios partidos más en Asia después de consumada su eliminación para poder cubrir los gastos del viaje de regreso (!), pero la Federación aprendió la lección: como dice una de las fuentes consultadas, para las siguientes eliminatorias “Australia aprendió a jugar los partidos de preparación antes de los torneos, y no después“. Opino que fue una sabia decisión.

It´s a long way to the cup (if you wanna rock´n´roll)

Al mundial de 1970 tampoco clasificaron pero esta vez hicieron mejorlajcosaj: se bajaron a Japón y Corea del Sur en una primera fase, hicieron lo mismo con Rhodesia (!!) tras tres partidos en Mozambique (dos empates y uno para desempatar) y no pudieron contra la eventualmente clasificada Israel en la serie definitiva (0-1 en Tel Aviv y 1-1 en Sydney). Como ¿premio? ¿salario? por su participación en la eliminatoria, la asociación nacional le pagó a cada jugador la suma de $13.27 por los cuatro meses de competición… se entiende entonces el oscuro cuento/mito urbano que surgió acerca de un médico brujo (!!) en Mozambique que “trabajó” por cuenta de los australianos al arquero de Rhodesia para el tercer partido, y que furioso por no haberles sido pagados a satisfacción sus servicios (ooootra historia igualita) maldijo a la selección porsiemprejamás. A esta supuesta maldición le echaron la culpa de las repetidas cagadas de los de amarillo por clasificar a mundiales, pero algo no encaja en la historia si tenemos en cuenta que precisamente en la siguiente oportunidad post-conjuro. los aussies sí fueron. Cosas que uno no entiende de la magia negra… lo curioso es que en 2004 medio en broma y medio en serio un programa de TV local hizo una ceremonia de contra y, casualmente, desde ahí no se han cagado…

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El australiano Johhny Warren (de amarillo, bueno, de pantaloneta negra) en sus partidos contra Israel en las eliminatorias de 1970

Para las eliminatorias de 1974 a los australianos los volvieron a arrejuntar con los asiáticos en busca de un cupo mundialista. Pero esta vez contaban con una base de jugadores fogueados y con amplia experiencia, que venían jugando desde la eliminatoria pasada e incluso algunos desde una famosa y bizarra gira por Saigón en plena guerra de Vietnam en 1967. Comenzando por el símbolo del equipo y figura de la defensa, el muy áspero y punitivo central Peter Wilson, inglés de nacimiento y que había migrado a Australia después de fracasar en su intento de jugar al futbol en su país (solo disputó un juego en Middlesbrough). Wilson no era el único de origen extranjero en el seleccionado aussie, y aquí vale la pena mencionar a varios de sus compañeros:

  • El defensor´Manfred Schäfer (o Schaefer), nacido cerca de Königsberg (hoy Kaliningrado) en Prusia Oriental, de la que escapó con su familia huyéndole al avance del Ejército Rojo siendo aún un niño de pecho (los soviéticos terminaron arrasando literalmente la antigua capital prusiana y la limpiaron totalmente de su población alemana). A mediados de los 50 emigró con su familia a Australia y allí se dedicó desde adolescente a patear la pelota en diversos clubes de Sydney hasta que se estableció como jugador regular en su tierra de adopción. Se ganaba la vida como lechero, actividad en la que le tocaba caminar todo el bloody day (?) por lo largo y ancho de Sydney y los campos aledaños, y que según él decía le ayudó a desarrollar el estado físico que exhibía en la cancha.
  • El lateral Jimmy Rooney, escocés de nacimiento que emigró a Australia en los años 60. Alcanzó a jugar al fútbol en su tierra natal con poco éxito y luego emigró al otro lado del mundo.
  • Otro escocés, el volante Jimmy Mackay, que llegó al país de Naomi Watts ya adulto a pasar unas vacaciones, y decidió quedarse a ganarse la vida, y de paso jugar en un club local (!).
  • El delantero Attila “Atti” Abonyi, nacido en Budapest y que se estableció enMelbourne desde sus 10 años de edad con su familia, que le huyó a los coletazos de la fallida Revolución húngara de 1956..

Además estaban el arquero escocés de nacimiento Jack Reilly (con solo dos partidos jugados en su tierra natal con Hibernian), los venidos de Yugoslavia Jim Milisavljevic, Branko Buljevic o Ivo Rudic (croatas) y Doug Utjesenovic (serbio), los ingleses Adrian Alston, Johnny Watkins Dave Harding…. todos ellos con sus vidas ya establecidas sea de niño o de grande en la tierra de los koalas. Por supuesto habían jugadores nativos: los de más renombre por sus actuaciones eran el volante Johnny Warren y el delantero Ray Baartz. Todos los anteriormente mencionados, independientemente de su prestigio u origen tenían que ganarse la vida con otro trabajo, porque el fútbol era semiprofesional y no pagaba lo suficiente como para vivir de él; por eso veías que la mayoría de los seleccionados aussies eran lecheros (comoSchaefer), mineros (como Wilson), profesores, dependientes en farmacias, tenderos, obreros, etc. El director técnico también venía de afuera: el serbio Zvonimir “Rale” Rasic, un motivador y trabajador nato que dedicaba todos los entrenamientos a llevar al límite la capacidad física de sus jugadores para minimizar las diferencias con los europeos.

Los socceroos en 1973. El último a la derecha es el legendario capitán Peter Wilson

Lo que no había cambiado era la manera como los medios y la mayoría del público australiano veían al fútbol. El segundo capitán Johnny Warren (que posteriormente fue uno de los más fuertes impulsores del desarrollo del deporte en su patria) se quejaba en una entrevista en el 2000 que “el equipo era tratado en algunos círculos como ciudadanos de segunda clase” y debido en parte a esto y en parte al tema laboral que comentamos arriba, la mayoría de los jugadores tuvo que o pedir permiso no pagado en sus trabajos o renunciar a estos durante las eliminatorias de 1973. Lo increíble es saber que los jugadores aceptaron estos sacrificios solo por el gusto de jugar por la selección del país que los había acogido o donde nacieron, y que aún los miraba con mal disimulado desprecio; y lo comparas con lo que pasa en estos días y menos te identificas con esas megaestrellitas presuntuosas y exigentes que se ganan cada mes el PIB anual de un país tercermundista, y que juegan de mala gana con su selección un partido de eliminatorias.

Para los australianos la clasificación al Mundial de 1974 comenzó en su casa: habían sido designados como la sede de uno de los grupos clasificatorios de Asia-Oceanía, de los que solo el primero pasaba a una fase semifinal previa a la disputa final por el cupo mundialista. Los recién bautizados Socceroos – el nombre se lo inventó un periodista en 1972 – no tuvieron problema para quedar primeros sobre Irak, Indonesia y Nueva Zelanda y pasaron a jugar contra Irán la semifinal. La ida fue el 18 de Agosto de 1973 en Sydney, y allí los locales anotaron por medio de Alston, Atti Abonyi y Peter Wilson (ver goles abajo) para asegurar un 3-0 que pintaba suficiente para la vuelta. Seis días después viajaron hasta la decadente Teherán de los últimos días del Sha Reza Pahlevi a enfrentar a los iraníes en el recién construído estadio Azadi. Los jugadores locales habían recibido claramente la opinión de la hinchada al retornar a casa luego del 0-3 en la ida – los recibieron arrojándoles piedras y fruta podrida (!) –  y tal vez eso los motivó para irse encima de los de Oceanía y colocarse 2-0 a los 32 minutos del juego. Pero perdieron impulso y no anotaron más: Australia parió pero estaba en la final por el cupo a Alemania 74, que disputaría con Corea del Sur.

El 28 de Octubre se jugó la final de ida en Sydney que terminó en un empate sin goles que dejaba patas arriba a los australianos, obligados a ganar en la vuelta o mínimo a aguantar el empate para irse a matar a un tercer partido. Cuando apenas a los 27 minutos los surcoreanos se colocaron 2-0 arriba en la vuelta en Seúl el 13 de Noviembre, el sueño mundialista parecía más lejano que el arco contrario en Supercampeones. Pero los aussies le metieron tesón al asunto y con goles deBranko Buljevic y Ray Baartz empataron el encuentro (goles) forzaron el desempate y consumaron la épica (o la cagada surcoreana, como se quiera mirar). A ambas selecciones les tocó viajar entonces a Hong Kong, en donde apenas tres días después (!) jugarían el desempate. Con el partido cerradísimo faltando 20 minutos viene un cobro de falta como de 40 metros a favor de los de amarillo: Johnny Warren manda a llover un obús/centro bombeado al área surcoreana, rechaza un defensor, el rebote es pivoteado elegantemente por uno de amarillo para que el volante Jimmy Mackay mandé un zapatazo desde 30 metros que se insertó bombeado pero precisito en la esquina del arco. 1-0 y Australia clasificó a su primera copa del mundo.

Y en Alemania no les fue taaaaaaan mal

El sorteo mundialista fue duro para estos muchachos acostumbrados a pelearla desde abajo: la local Alemania Federal y las durísimas Alemania Democrática y Chile, en una situación que hizo que el presidente de la asociación se quejara que “una Alemania ya es de por sí difícil, ¡pero dos! No lo puedo creer…“. You fuckin´shitty mate (?). Pero tal vez esto ayudó a que la Asociación nacional por una vez le metiera seriedad al asunto, y pagó por una sede y campo de entrenamiento adecuados en las afueras de Hamburgo para la preparación de los seleccionados (supuestamente los gastos de estadía casi hacen que la asociación australiana caiga en bancarrota, en serio…). Para los jugadores habituados a dormir en sombríos hoteluchos con más cucarachas que huéspedes, esto fue una sorpresa y bendición, como dijo años después uno de ellos “por primera vez en nuestras carreras fuimos tratados con el debido respeto que se le tiene a los futbolistas internacionales“. Imagínate.. pero para que veas tú cómo son las cosas (?) preciso cuando fueron respetados por los suyos se convirtieron en atracción de circo para los medios y público europeos. Es que por esos días sin medios masivos ni interné todo lo que tenía que ver con Australia era aún una incógnita para el mundo, y por decirte algo la gente sabía de ellos lo mismo o hasta menos que de Zaire o Haití. Con eficiencia alemana la organización mundialista los dotó de un bus pintado de amarillo y verde con el letrero de “Australien” así de grande, y según dicen las crónicas cuando la gente en la calle lo veía pasar empezaban a saltar como canguros (!!!!)… ¿Muy maricas los alemanes? Muy maricas los alemanes. Por su parte los medios teutones los trataban con abierta condescendencia, cuestionaban sin ambages (?) de la competitividad del equipo – hasta en el periódico Bild Zeitung salió una nota en la que se leía, entre otras cosas, “…. ¿por qué tenemos que tener a estos canguros en la Copa del Mundo? ¿Cómo fue que terminamos con esta pandilla de Don Nadie en el torneo más grande del mundo?”… unos amigazos los perionazidas – y creían que se iban a devolver a su casa culeados en cada partido.

Previo al torneo los australianos perdieron a su principal figura en el ataque: el delantero Ray Baartz fue golpeado en la nuca (!) por el defensor uruguayo Luis Garisto – el mismo que entrenó mucho después a varios clubes en Argentina – en un amistoso. Baartzsiguió jugando, metió gol y salió tranquilo… pero horas después tenía paralizado la mitad izquierda de su cuerpo. Finalmente no viajó a Alemania por recomendación médica y terminó retirándose del fútbol. Pero para el debut mundialista contra Alemania Orientalel 14 de Junio de 1974 el equipo estaba confiado en que podía hacerle partido a los europeos, y casi lo logran. Los alemanes pobres (?) llegaban pero no podían quebrar la cerrada defensa comandada por el capitán Peter Wilson (con fama de ser uno de los defensores más duros de esos tiempos) y secundada eficientemente por Utjesenovic, Schaefer y Colin Curran, que sacó todo por arriba y abajo e intentaba salir jugando por las bandas o con pelotazos desde el fondo (generalmente por el propio Wilson). Pero en el segundo tiempo los europeos quebraron la defensa y metieron dos goles (el primero un autogol de Curran en su desesperado intento por sacar el balón) y perdieron 2-0, pero dejando una impresión muy lejana del desastre que se esperaba de ellos.

La segunda fecha era nada menos que contra los locales, que venían de un verguero interno desconocido por el público que casi les quita su segunda copa del mundo. Los alemanes ganaron como se esperaba (3-0) pero entre sus líos y los huevos australianos exhibieron un juego mediocre y plano, dejando una gris impresión entre el público que incluso terminó abucheando al Kaiser” Beckenbauer. Años después declaró el delantero Adrian Alston “Pusimos a los alemanes bajo una gran carga de presión, y Franz obviamente se frustró (…). Ninguno de nosotros podía creer cómo el público local tenía la osadía de abuchear al capitán de su equipo nacional“. Se dice que el Káiser se negó a estrecharle la mano e intercambiar camisetas con Peter Wilson después del partido por su frustración por la mala actuación, pero otras versiones menos puteriístas (?) apuntan a que en realidad ya le había prometido la camiseta a otro jugador australiano. ¿Quién fue? No sé, pero dicen que si vas a la casa de Adrian Alston encontrarás la camiseta del Kaíser como trofeo decorando su sala, así que esto nos puede dar una pista. Si es así, fue el mejor anticipo de Alston en su carrera.


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Supuestamente acá está Beckenbauer haciendo su berrinche tipo CR7 con el capitán Peter Wilson

Ya eliminados, nuestros muchachos se dieron el gusto al menos de devolverse a casa con un punto: el que le sacaron a Chile en un empate sin goles tras un partido disputado en un campo lleno de agua y barro hasta las tetas en Berlín Occidental. Los chilenos se fueron encima buscando una victoria que les hubiese dado posibilidades de pasar a siguiente ronda (solo si ganaban los alemanes occidentales a los orientales dos horas después, cosa que igual no ocurrió), pero no pudieron con su propia ineptitud ni con el rival, que tuvo su par de opciones de gol (y hasta un penal no pitado a favor). El detalle Junior (?) lo puso el jugador chileno Francisco “Chamaco” Valdés, que declaró antes del partido que si no le ganaban a los australianos se dedicaría a cuidar pollos…. Australia se fue del Mundial dejando una impresión muy diferente a la que tenía cuando llegó, y hasta el diario Bild les pidió una especie de disculpas posteriores, que ya para qué hijueputas.

Después de ese mundial la mayoría de los jugadores retornó a la normalidad de su vida en casa: a trabajar de lecheros, mineros, comerciando chatarra o a buscar trabajo (varios tuvieron que renunciar a sus empleos antes del viaje a Alemania porque los patrones no fueron, eh, comprensivos). Algunos jugaron en clubes europeos del ascenso, pero no tuvieron demasiado éxito. Para el Mundial de 1978 los australianos, ya sin el DT Rasic, se quedaron fuera al terminar terceros en el grupo final, y desde ahí su historia fue una serie continua de cagadas y fracasos dolorosos hasta el 16 de Noviembre de 2005. De los muchachos del 74 algunos alcanzaron notoriedad y billete posteriormente (Johnny Warren por ejemplo), pero la historia más bizarra es la de Peter Wilson, conocido para la posteridad como Captain Socceroo, que después de retirarse de su selección en 1979 se fue a trabajar en unas minas en la ciudad sureña de Wollongong, se aisló completamente del mundo, se llenó de tatuajes y se negó incluso a dar entrevistas, salvo una en la que dice que simplemente fue un jugador más en un gran equipo…. crack.

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Peter Wilson hace pocos años, cuando fue ubicado para una revista

Y cerramos con un addendum (?): desde esa solitaria experiencia de 1974 – y gracias en buena parte a esta – el fútbol en Australia se ha desarrollado bastante; sobre todo ha tenido ya aceptación entre todos los estamentos del país. La práctica del fútbol ya no es considerada nefasta ni asociada a comunidades en particular (los clubes fundados por inmigrantes han ido cambiando sus nombres para hacerlos más “inclusivos”), y jugadores como Mark Viduka o Tim Cahill son ídolos nacionales. Incluso el uso de la palabra “soccer” ha sido paulatina aunque lentamente dejado de lado, al menos de manera oficial (el organismo nacional se llama ya Football Federation Australia), tanto por razones de “estándares internacionales” como por desligarlo del feo pasado de racismo y discriminación. Esa mancha no se borra nunca más, pero se puede disimular…

Fuentes: 1234567

Publicado originalmente en La Refundación

6 pensamientos sobre “Historias de Mundiales: la aventura de Australia en 1974

  1. Buen post, cómo sería la evolución del soccer australiano que pusieron a Argentina a parir piñas en el repechaje del año mil nueve noventa y tres.
    Espero con ansias el post sobre la Nueva Zelanda que clasificó al mundial de España 82.
    Un abrazo.

  2. Un enigma recurrente en la Alemania de posguerra es a dónde fueron a parar los nazis. Pues parece que algunos se volvieron periodistas deportivos…

  3. Buena historia la de los paisanos del Koala que se voló en el helicóptero con los simpsons. Y aunque siguen siendo un equipo de medio huevo sería lindo un post con la historia de la clasificación al mundial de Alemania 2006, cuando se bajaron a Uruguay en el repechaje. Por otro lado, menudo trabajo que va a tener esta «unidad investigativa» para culminar el libro gordo de pet…digo peltre porque estamos crudos con los informes y ya el mundial está a menos de 3 meses, toca ponerse mosca con esa vuelta. ..

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