Cinco jugadores colombianos que resucitaron cuando casi nadie daba ya un peso por ellos, sí, cinco

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Hay jugadores que, como el ciberbullying a Zidane por el tema James, se resisten a morir por mucho que se opine que ya no más. El fútbol colombiano no es que esté lleno de esos casos, pero sí hay los suficientes como para mencionar cinco de los más conocidos: jugadores que cuando todos los damos por acabados, resurgen para tomar un segundo aire en su carrera, a veces mejor y más importante que sus años de juventú. Aquí van.

Jesús «El Kiko» Barrios

«Era inevitable: la mención del «Kiko» Barrios le recordaba siempre el destino del Atlético Bucaramanga del «Tucho» Ortiz«.  Hermosas palabras del más grande escritor colombiano de todos los tiempos, plasmadas para la inmortalidad en su obra…. ehhh, más tarde me fijo… el caso es que ese Bucaramanga de principios de los noventa fue el primero que logró que la afición bumanguesa tuviese alguna alegría y que cada año no dejara de ver fútbol después de Noviembre, y por su perfil de equipo simpaticón, humilde y jodido es uno de los equipos clásicos (del verbo «recordado«) del fútbol colombiano. Bueno, de ese equipo en particular el Kiko era el estandarte, figura y líder espiritual, tanto que se convirtió en un ídolo histórico del equipo y aún es recordado hoy.

Lo que no todo el mundo se acuerda es que el popular Kiko llegó casi que por la puerta de atrás al Bucaramanga desde el Junior, club en el que surgió en 1980 este longilíneo (?) delantero nacido en La Paz (Cesar). El club barranquillero por esos años tenía la sana costumbre de raspar los peladeros de la Costa en busca de talentos ocultos – ahora cualquier pelao de provincia puede mostrarse en un equipo de la B, pero antes no había como -, y como consecuencia tipos como Carlos Araújo, José María Pazo, Amín Bolívar (todos cesarenses, mira tú), Rolando Campbell o William Rico pueden darse el lujo/honor de decir que vivieron del fútbol o que jugaron profesionalmente en el Romelio Martínez, el Fernando Londoño y Londoño o el San José de Armenia. ¿Quién no soñaría con poder contarle a sus nietos algo así? Yo sí.

El Kiko era parte de esa camada y se destacó un poco más sobre el resto, tanto que – y de esto tampoco se acuerda todo el mundo – no solo fue convocado por «El Caimán» Sánchez para la selección que jugó en la Copa América de 1983, sino que alcanzó a jugar en dos partidos: ante Bolivia en La Paz (entró desde la banca por Ernesto Díaz) y ante Perú en Lima (salió de titular y fue reemplazado por un pelao llamado Anthony De Ávila). El resto de los ochenta alternó buenas y malas con el Junior y jugó varios partidos más con la selección, entre ellos varios de las Eliminatorias a México 86, pero por algún motivo nunca terminó de cuajar. Pudo ser en parte por la proverbial costumbre de la afición barranquillera de hijueputear a sus propios jugadores después de un par de partidos malos, pero el caso es que a finales de los 80 la carrera del Kiko iba en curva descendente y poco a poco se fue diluyendo en el imaginario popular. No era un delantero cotizado ni reconocido, y el país futbolero que ya se autotocaba con El Pibe, Higuita, Redín o Leonel ni se acordaba del Kiko más que para mencionarlo en tertulias cervezo-futboleras.

La resurrección del «Kiko» Barrios llegó por cuenta del mencionado Atlético Bucaramanga que se formó en 1990 bajo «El Tucho» Ortiz. El viejo que supo ser tanto tiempo mano derecha del Doctor Ochoa estaba dando sus primeros pasos como DT, y después de una mala experiencia en el primer equipo del América recaló en el equipo Leopardo. Ahora, al «Tucho» ni el más parcero lo describiría como un DT que rebosara autoridad, pero lo que sí tenía era un ojo el hijueputa y muchísimos conocimientos de fútbol; lo que hizo fue armarse de los jugadores que los otros equipos no renovaban y aprovechar bien los pocos recursos que tenía. Así fue que cayeron tipos como Enrique Simón Esterilla, Víctor Espinosa y el propio Kiko, lo complementó con diamantes en bruto de la tierrita como Robert Villamizar y Elías Correa más la infaltable cuota de limitados pero voluntariosos, y así se armó la base del Bucaramanguita noventoso que se mantuvo peleando arriba por varios años. Ese perfil de equipo sacrificado y peleador le cayó preciso al Kiko, que con casi 30 años relanzó su carrera a punta de mucho sacrificio, goles claves, juego en equipo y de regalar biblias a los contrarios. Con los búcaros siguió fiel hasta su descenso en 1994, y continuó en la B para ascender con ellos al años siguiente. ¿De quién fue el gol que consumó el ascenso? Del Kiko Barrios.

David González

Antes de proseguir les pido que se pongan de pie a partir de este momento, gracias. Ahora sí (?), cuando David se dio a conocer a Colombia en 2002 con 20 añitos cumplidos, lo hizo de tal manera que muchos pensamos que teníamos arquero de selección para rato. Puede que hable como hincha, pero es que cuando agarró el arco del Poderoso DIM en medio del Finalización 2002 banqueando sorpresivamente a Agustín Julio, no solo se atajaba hasta un edificio cayéndose sino que mostró una seguridad y aplomo que normalmente no ve uno en arqueros recién salidos al ruedo. Ese torneo el gran David (si notan borroso el texto es que cayó una lágrima de emoción en el teclado) tapó de una manera tan brillante, que en varios partidos literalmente él nos ganaba los puntos, incluyendo la final en Pasto en donde se sacó de todo.

Pero después el nivel de David cayó notoriamente y su estrella comenzó a apagarse. Continuó en el Poderoso hasta 2005 alternando buenas – fue titular en la cuarta estrella en 2004, ya saben contra quién – y regulares. Tuvo épocas en particular en las que partido tras partido se hacía unos goles bastante maricas, y por eso en la tribuna veías a muchos ingratos blasfemando, digo, gritándole cosas. Se fue al Cali un año – le fue bien – y de ahí comenzó un periplo demasiado pintoresco que incluyó, para bolas, a Rizespor (Turquía), Huracán (no jugó), Manchester City (tampoco), Leeds United (jugó dos partidos), Aberdeen F.C. (15 partidos), Brighton & Hove Albion (4 partidos) y Barnsley F. C. (4 partidos) antes de volver a Colombia al Pasto en 2013. Resumiendo: el man jugó en Europa por varios años y se mantuvo allá vigente y… ¿qué pasa, por qué me miran así? Ah, cierto, je: admito que jugó muy poco, casi siempre cedido por el dueño de su pase – el Leeds -, y que no estuvo precisamente en equipos top… entonces cuando se devolvió para Colombia estaba tan perdido del panorama que su regreso fue más exótico que mediático.

Total que después de seis partidos en Pasto se fue en 2014 para Águilas Migrantes y allá se afianzó como titular. Y en las Águilas Desterradas pintaba para cerrar su carrera digna y silenciosamente, pero sucedió que para principios de 2015 en el DIM andaban buscando un portero de garantías como alternativa del recién llegado Anthony Silva (del club se habían ido el confiable Leandro Castellanos y el, ehh, internacional por Guinea Ecuatorial Carlos Bejarano); ahí terminó llegando David en un traspaso en el que tuvo muchísimo que ver la hinchada en general y un hincha en particular (saludos al gran JB). Porque el regreso de David fue una movida fift-fifty sentimental y deportiva: el pensamiento del grueso del respetable era darle al ídolo la oportunidad de retirarse en el club al que tanto le había dado, y ni el más nostálgico afiebrado hubiese pensado en la posibilidad de banquear al señor esposo de Daiana Lee. Pero fíjate tú cómo son las cosas, eso fue precisamente lo que pasó: entre las dudas de Silva ese año – preciso el único bajón de nivel de su carrera lo tuvo con el Poderoso, qué leche -, las atajadas de David en Copa y el murmullo en el Atanasio, catapultaron al ídolo a la titularidad a finales de 2015, y se mantuvo con un nivel altísimo de tal modo que fue figurón fundamental en el título de 2016-1 y hasta coronó convocatorias a selección Colombia. Hoy en día está con un nivel irregular, pero quién quita que en cualquier momento nos saca campeones de nuevo, porque cuando David se inspira es capaz hasta de acabar con el urib*smo y el chav*smo a la vez. Permiso que se me entró un sucio en el ojo…

David haciendo patria en Barnsley 

Carlos «El Sanjuanino» Rendón

La carrera de Carlos Rendón, aka «El Sanjuanino» (por San Juan de la Costa, el pueblo cerca de Tumaco donde nació) tiene bastantes paralelos con la del «Kiko» Barrios: ambos surgieron en un club grande/tradicional del país, en los que duraron varios años rindiendo en estos pero sin ser figurones, y se fueron casi sin hacer bulla para resurgir en un club pequeño, en el que además se convirtieron en ídolos históricos de estos. Pero el caso del «Sanjuanino» es particular porque no fue que de su club original saltó enseguida a uno pequeño en el que se hizo ídolo, sino que en medio su carrera tuvo un aroma creciente a decadencia que ya lo hacía ver casi como una reliquia del pasado que se resistía a retirarse de puro terco.

Rendón se dio a conocer en el Millos de principios de los 90, tiempos en que el club andaba en primera plana y por ende no generaba la quejadera diaria en sus hinchas que padecemos hoy. En el club en-bajador Rendón alternaba titularidad con banca, paulatinamente más la primera que la segunda, y se dio a conocer por su juego criterioso y sobre todo por su facilidad para embocarla dentro de los arcos rivales en los tiros libres. Con los azules estuvo entre 1988 y 1995, después de lo cual con 29 años emigró al Deportes Quindío hasta el primer semestre de 1997, se fue para el segundo al América – le fue mal – y para 1998, con una pubalgia y 32 años encima, se fue para el ahora desaparecido Unicosta de Barranquilla. Ahora, irse para Unicosta, una especie de casa de retiro de jugadores desechados de otros equipos o a punto de jubilarse – pero por lo mismo baratos y con experiencia – era casi como decir «hasta aquí llegué pero aguanto un poquito más para hacer platica antes de retirarme«, y de ahí el paso a un equipo de la B estaba cantado: Rendón duró solo un semestre con el xeneize de La Arenosa (?) porque para el segundo «El Sanjuanino» se fue a un club del ascenso llamado Deportivo Pasto. A partir de ese punto todo pintaba para que durara un par de años más pelándose las rodillas por las agrestes canchas de la B nuestra, aportando más maña que fútbol y siendo más un ilustre nombre casi olvidado que la solución a los problemas del equipo.

Pero te cuento que todos estábamos más equivocados que el reputas. El DT Félix Valverde Quiñones – veterano del ascenso desde los tiempos de la Copa Concasa – montó un equipo con la consabida mezcla de gente con experiencia en equipos de la A  como Julio Romaña y el portero César Zape, con pelaos apenas comenzando a foguearse en el fútbol profesional, como John Charria, Herly Alcázar, Oscar Echeverri o Julio Tobar, que al final le resultaron bastante rendidores. Y en medio cayó de perlas el veterano «Sanjuanino«, que con los pastusos agarró un segundo aire tan fuerte que se convirtió en el líder del equipo, ascendió con ellos ese mismo año y fue una de las figuras del torneo de la A en 1999, en el que quedó como uno de los goleadores con 19 goles (!). De Pasto se fue al año siguiente por haberse dejado incentivar (para ganar…) pero lo volvieron a llamar en 2001 y con ellos jugó hasta su retiro en 2004, siendo referente del equipo y la hinchada. Es que no sé si era el clima de Pasto o una dieta basada en la ingesta de cuy, pero el hecho es que el equipo nariñense se convirtió en EL lugar del mundo para Rendón, que por rendimiento y goles terminó convirtiéndose en ídolo del club.

Mario Yepes

El caso del gran Mario Alberto Yepes es distinto de los dos anteriores, porque no fue que el hombre desapareció del mapa y de repente resurgió cuando nadie se acordaba de él. Pero si merece ser incluído por acá y ya diré por qué. Es más o menos sabido que el man comenzó jugando de delantero centro en el Cortuluá en 1994 hasta que un DT al ver seguramente que no hacía goles, lo mandó a jugar de defensa central. Y pa qué fue eso (?): Yepes demostró que estaba hecho para el puesto y desde ahí agarró tal nivel que lo llevó a ser titular y campeón en el Deportivo Cali 1998. (¿Cuántos centrales calidosos nos habremos perdido de ver por la falta de ojo de un DT o del mismo jugador y su insistencia en seguir siendo paquetones adelante? Preguntas…). Con el Azucarero siguió en un nivel brutal y por eso lo contrató River Plate en una época en que era sumamente prestigioso que de allá lo miraran a uno. Después de tres años siendo titular y con dos títulos locales en el bolsillo se fue para Europa al Nantes (2002), PSG (2004) y Chievo Verona (2008), en todos ellos siendo titular fijo y o figura. Para 2010, con 34 años encima se fue sorpresivamente para el AC Milan y después de tres años siendo alternativa, se fue para Atalanta, en donde andaba para el Mundial de 2014 ya con 38 años en la cédula.

En resumen, un carrerón impresionante para un jugador surgido en este peladero de gente envidiosa y folclórica. Yepes se mantuvo vigente todos esos años, ganando ligas y copas en Argentina, Francia e Italia, siendo titular en casi todos los logros de sus equipos, anotando uno que otro gol y respetado y conocido por compañeros y rivales. El asunto es que su paso al en ese entonces poderoso Milan fue bastante inesperado no por el nivel que traía, sino por tener ya 34 años, una edad que para cualquier liga es demasiado mucho bastante y más para una tan áspera y matona como el Calcio. Y aunque Yepes en Milan y Atalanta cumplió cuando jugó – al menos la mitad de los partidos de temporada en ambos -. ya todos lo veíamos de salida. Con mucho respeto y admiración, pero de salida, con el comentario tipo «¡¡Marica, Yepes sigue jugando en Europa!!» cuando uno lo veía en Chievo, Milan o Atalanta.

Así que cuando Pekerman lo llevó al Mundial y lo confirmó como titular para el debut contra Grecia en Brasil 2014, a gran parte de la afición se le llenó de preguntas el lomo pensando en si podía dar el nivel que exigía una Copa del Mundo. Y vuelvo y repito, no eran dudas por su nivel, porque el hombre fue titular en 11 partidos de la Eliminatoria cumpliendo mal que mal, y haciéndonos olvidar por ratos que tenía más años que Sábados Felices. Pero uno se ponía a pensar con Yepes por ejemplo ante los marfileños, o si pasábamos de ronda nos agarraba alguna fuerte y de pronto iban y bailaban al pobre señor, evidenciándole lo veterano que era y ya nos imaginábamos no joda van a destrozar al gran Yepes. ¿Debutar en un Mundial a los 38 años? ¿Qué iba a pasar, en nombre de Zeus?

Respuesta: pasó que Yepes se convirtió en una de las figuras nuestras en el Mundial – solo la campaña de James lo superó -, mostrando un liderazgo, autoridad, quite, ubicación, presencia e impasibilidad que pocas veces hemos visto en un defensa de selección Colombia. El gran Mario Yepes en ese Mundial se fajó un torneo impresionante, mostrando tanta omnipresencia y autoridad que si el man hablaba en las cámaras y le pedía al pueblo colombiano que invadiéramos Venezuela y Ecuador todos nos íbamos enseguida a hacerlo así sea armados de chanclas compradas en Coveñas. Como lo describió Umberto Eco en su ensayo «Níveas y desintegradas«: «¡Qué hijueputa pa jugar!». Todos sabemos que llegamos hasta ese partido contra Brasil (le cae la madre al que diga esa frasecita) y ahí sí se retiró, previo paso fallido por San Lorenzo que nos recordó que sí, la edad es muy jodida.

Radamel Falcao García

Yo creo que todos estaremos de acuerdo en que esta es LA resucitada del siglo del fútbol colombiano. Porque la carrera de Falcao está tan llena de caidas abrumadoras seguidas por renacidas inesperadas y milagrosas, que de seguro RCN y Caracol están esperando que se muera rápido para sacarle una novela.

No se si se acuerdan que cuando Radamel Falcao García Zárate se dio a conocer al país no fue como «la futura figura del fútbol colombiano» sino más bien como «el hijo de Radamel García que él quiere empacar como sea a cualquier club» (!!!). Al menos esa parecía ser la imagen que dejaba el pelao, no especialmente conocido por ser un talento precoz a pesar de haber debutado con Lanceros de Boyacá a la tierna edad de 13 años y 112 días que cofcofcof puta, qué tos me dió cofcofcofcof, perdón. Con 15 años se fue a River Plate en el que no se dio a conocer así como que muy fuertemente: por decirte algo no era la perla oculta del fútbol colombiano como lo fue por ejemplo Johnnier Montaño, sino que se veía todo como el proverbial caso de amor paternal combinado con una muy hábil representación.

Fue convocado por Eduardo Lara al Sudamericano sub 20 de 2005. en el que comenzó como titular en el debut de la selección pero fue rapidamente banqueado por Hugo Rodallega (!!), que le quitó la titularidad a punta de goles y de no verse como un delantero muy normalito y genérico. Así fue que Radamel (en esa época nadie le decía «Falcao» a secas) celebró ser campeón sudamericano casi siempre desde la banca, relegado no solo por Rodallega sino por Wason Rentería, aportando solo voluntad y un gol contra Argentina en primera ronda. En resumen: nada muy destacado, tanto que incluso fue con la selección al Mundial de Holanda 2005 a última hora como reemplazo de Oscar Briceño por lesión; ahí le fue un poco mejor, ya que metió dos goles (siempre entrando desde la banca). Pero convengamos que no estamos hablando de nada espectacular.

Así que a finales de 2005 la carrera del futuro «Tigre» pintaba para verlo en un paso por algún Banfield, y luego un Quilmes o Huracán antes de verlo anunciado como flamante refuerzo del Atlético Huila. Pero en eso vino su destape: fue en un partido contra Independiente por el Apertura argentino de ese año – allá jugaban el Clausura en el primer semestre y el Apertura en el segundo, qué gente rara esa (?) -, en el que sorpresivamente el DT Reinaldo Carlos «Mostaza» Merlo lo puso de titular. Y el pelao respondió con un doblete en el que se le ve aún medio buñuelón pero con clase y olfato para definir; en total se marcó 7 goles en ese torneo (tres dobletes en total). Fue rarísimo y nadie entendía nada: de repente, de un momento a otro, sin ningún aviso previo, el pelao que parecía tener menos proyección que central improvisado de lateral se convirtió en un arma letal, un delantero peligroso y preciso para meterla. Hasta los genios (sin ironía les digo así) del Bestiario del Balón tuvieron que sacar la reseña que le habían hecho en, ehhh, homenaje; pero no eran los únicos, porque todos habíamos quedado como que huy marica qué pasó aquí.

Cuando la carrera del pelao comenzaba a cuajar, vino la primera decepción en forma de una lesión de ligamentos a principios de 2006, la que lo sacó por varios meses y de la que tardó una eternidad en volver a su nivel. Lo comenzó a agarrar en el segundo semestre de 2007 – ese que incluyó la famosa tripleta contra Botafogo – y de ahí en adelante se reportó seguido en las redes rivales, aunque sin ser así digamos así queeeeee brutooooo, qué bestia del gol ese cuate. Me explico: el man parecía haber retomado un nivel competitivo pero no como para ser el Van Basten samario – ibaguereño. Por eso fue que incluso con los números decentes que cargaba en River (45 goles en 111 partidos), sorprendió un toque que lo haya comprado un no ultragaláctico pero sí prestigioso europeo como Porto en 2009, y ahí muchos pensábamos que le iba a ir normal si es que no terminaba tratando de sobresalir en la liga suiza o rumana.

Pero vieno el destape 2.0: completó dos tremendas temporadas en Porto que lo catapultaron al Atlético Madrid, en donde coronó dos años brutalmente salvajes durante los cuales, con la mano en el mango y con toda la fe, podemos decir que era uno de los mejores 9 del mundo. Es que el man se pasó de calidad metiendo goles hasta al mamputas, haciendo jugadas de crack nato, clavándosela a clubes de absolutamente todos los calibres y metiendo más miedo que caer en desgracia con las estratoochonazis del chat de las Wikimujeres. Lo mejor de todo es que con la selección agarró el mismo rumbo: de ser el propio comegol que metió 6 goles en 23 partidos entre 2007 y 2010 (uno solo en partidos oficiales),pasó a clavar entre 2011 y 2013 14 pepas en 24 partidos (11 de los goles en partidos oficiales), siendo el figurón del equipo en las Eliminatorias a 2014. Era, más que James, el crack del equipo, la figura, el goleador y un arma importantísima para romperles el culo a las defensas rivales en el Mundial. Se acercaba el Mundial sw Brasil y todos nos frotábamos las manos porque por una vez teníamos a un delantero nivel top mundial.

Y en Enero de 2014, ya jugando el Mónaco, se volvió a lesionar de los ligamentos, y se perdió el Mundial.

Chúpate esa mandarina: se volvió a lesionar feo Falcao, esta vez en un momento más atravesado que un matrimonio a la misma hora que el debut de la selección en un Mundial. A pesar de toda la buena onda general – que por una vez superó la gran cantidad de mala leche que abunda en este país – y el esfuerzo de todos los implicados, el gran Falcao no alcanzó a recuperarse para Brasil 2014. Pero lo peor fue que desde su retorno a las canchas, siete meses después de su lesión, el goleador comenzó una espiral de nivel descendente que lo llevó a pasar de ser uno de los mejores delanteros del mundo a ser reseñado en los listados de «Bluffs de la temporada«. Fueron dos años en Manchester United y Chelsea en los que vimos al otrora nueve asesino convertido en un man voluntarioso pero con la mira descalibrada, y para rematar con la sal que medio comenzaba a agarrar ritmo y enseguida le caía una lesión leve pero que lo sacaba de circulación por varias semanas. En medio de esa época nos tocó ver la penosa imagen que dejó el gran goleador en la Copa América de 2015: la de un man rodillón y pesado al que le costaba ya no meterla sino simplemente retener el balón sin que este le rebote como una bola de caucho. Así fue que la temporada 2016 – 2017 la comenzó de nuevo en el Mónaco, con el peso de haber fracasado en la Premier, y con la etiqueta de ex-jugador para muchos marcada en el lomo.

Pero vino el destape 3.0: otra vez, cuando nadie se lo esperaba, cuando ya se había casi que descartado para nivel competitivo, el gran Falcao se mandó a meterle goles a todo el que se le atravesara, sin la explosión de antes pero con la capacidad fresquita de meter el pie y el cuerpo siempre a donde va a caer el puto balón. Fueron 30 goles en 43 partidos con el Mónaco en la pasada temporada; en esta lleva nueve en ocho encuentros. ¿Cuánto durará? Ni idea: toca rogarle a Yahavé por la buena salud de sus rodillas. Lo que sí te digo es que si se vuelve a joder, por muy feo que sea, al man no hay que darlo por acabado ni aunque le caiga un camión de concreto encima.

7 pensamientos sobre “Cinco jugadores colombianos que resucitaron cuando casi nadie daba ya un peso por ellos, sí, cinco

    1. No solo resucitó, sino que fue figura de casi todos los equipos en los que estuvo. Por lo tanto te mereces un:
      ¡¡¡LEE EL HIJUEPUTA POST, VASCO CARAMONDÁ!!!
      (?)

    1. Yo siempre he pensado lo mismo,Rendon era el jugador mas representativo del deportivo Pasto y se hizo expulsar tontamente en la final contra independiente Medellin,maxime que en el siguiente torneo,abandono las filas del conjunto nariñense para irse a jugar luego de firmar un honeroso contrato nada mas ni nada menos que al Medellinjustamente al

  1. Primero que nada bacanísmo el post, Master. Mis apostillas:
    -Del Kiko Barrios solo diré que ni mi viejo ni mis tíos me lo ha mencionado, así que para mí no cuenta.
    -Carlos Rendon, qué hpta para pegarle bien a los tiros libres. PERO llegó al ROJO donde estaba (de pie todos por favor) JERSSON AMUR GONZALEZ DIAZ y ahí sí nada que hacer.
    -David Gonzalez… lo único que me une a él (?) es que lo sufrí en la selección preolímpica 2004. Tevez, Lucho Gonzales y el Malevo Ferreira (!!) se lo comieron con mekato y gaseosa. Así que me vale huevo si recusitó o no (?). Aparte, Carlos, recuerda que el que lo sacó campeones a ustedes FUI YO (?).
    -Adhiero en todo con lo de Yopes. Es que NADIE en este miserable país pensó que el hombre se iba a fajar tal mundialazo. Sobre todo porque en la eliminatoria alternó muchas buenas y malas (ojo con ese dato del post, que en mi humilde opinión está errado). El tipo no dio mucha seguridad e hizo una dupla rara con Amaranto. Bajo mi óptica ni siquiera llegó a tener nivel de selección y solo estaba ahí por ser una especie de lider del grupo. Y por esa misma razón fue a Brasil. De hecho, estoy seguro que ni siquiera Pekerman se esperó ese nivel. O sino miren que luego del mundial no lo volvió a convocar más…
    -Y bueno, ¿qué decir de falcaDo? Ya todos deben saber (?) lo adicto que soy al futbol de ese país que perdió las Malvinas. Por lo tanto soy voz autorizada (risas) para decir que en River definía con las canillas. Hacía uno que otro gol pero erraba goles bobos. Es decir, mostraba cosas, no era un burro cualquiera, pero no era que se destacara full, en lo absoluto. Y resulta que fue a Europa y LA ROMPIÓ. Entonces yo concluyo que el man fue, directa o indirectamente, afectado por la horrible situación administrativa que padeció dicho club en aquel tiempo (tan mal que todo derivó en el descenso) y por tal motivo no pudo explotar ahí.
    Ahora, yo también acepto que luego de su HORRIBLE PASO POR CHELSEA Y MANCHESTER UD yo le tenía un cartel de exjugador marcado en la frente. Pero vea… más no me pudo cerrar la jeta. Eso sí: exijo gol importante en la siguiente doble fecha. Sino, que vengan las puteadas. He dicho.
    Saludos

  2. Uffff.. tiene uno que ser muy degenerado, haber visto futbol en el Discovery Chanel o leer de la pecosa en TV y Novelas para decir «de pie todos por favor JERSSON AMUR GONZALEZ».

  3. @iusión: yo le daría el beneficio de la duda al amable corresponsal, viendo el contexto en el que lo dijo; jugadores limitados y Jersson Amur, peeero de adelantico de la mitad a la media luna, donde le dieras un espacio (pelota quieta o en movimiento), el man te la mandaba a guardar en cualquier ángulo de los 2.44 por 7.32.
    Ahora bien don YSEC, el post una puteria, aún me acuerdo de mi tierna niñez, cuando en TODOFUTBOL de Caracol, el gran Maestro Juan Manuel Gonzalez anunciaba que el Kiko Barrios, con pase de Jorge Ramoa, habían vacunado a todo el que osaba ir a jugar en el Alfonso Lopez; la cooosa es que en el arco del frente generalmente la defensa leoparda se hacía cada gol marica, que generaba dolorosas derrotas, pese al derroche de talento del buen Kiko.
    De Yepes, habrá que decir que esa decisión llena de sabiduría y amor por esta tierra de irse al Atalanta pa agarrar nivel pal mundial, da casi que para catapultarlo a categoría de SemiDios, la lógica consecuencia, fue el mundialazo que hizo.
    Otro casito de resurrecciones puede ser el de Victor Danilo Pacheco, que en su primera época de gloria, fue ninguneado sistemáticamente en la selección, pero que después de robar – y mucho – en cuanto equipo barato jugó en México, retomó un nivel bastante digno, que le dio para coronar selección Colombia (que en esa época no era que uno dijera pues que bruutoo! que honor!!) Meta ahí por los laditos también al Nene Mackenzie, que entre el 96 (mas o menos) y el 2000, aún cuando Wiskipedia diga que jugó en Nacional, no le recuerdo ni un solo partido por allá, prueba de eso es que pudieron jugar cracks como el Salsa Salcedo y Pachito Wittingham.
    Habiendo salido de las resurrecciones milagrosas, creo que no estaría mal un post patrocinado por Chuck Norris denominado «Desaparecidos en acción», que con los múltiples casos de futbolistas colombianos prometedores (o no) perdidos por el mundo, le daría para varios tomos de enciclopedia. Por ejemplo, ¿Qué habrá sido de la vida de nuestros prospectos para selección Colombia Hector Fabio Landazuri y Libis Arenas?
    ¿Alguna unidad investigativa de medio rango conoce la suerte del voluntarioso volante de marca Jairo Palomino?
    ¿Quien nos dice para donde agarró – en su momento – Amado «Gandhi» Rodriguez?
    ¿Que será de la vida de Bahiano, después de robar parejo en Nacional?
    ¡Que le sucedió a Nestor «Maravillita» Cuadros? ¿Se lo llevó un perro en el hocico?
    preguntas que se haría cualquier (risas pregrabadas) persona en el mundo. Ahí le dejo la inquietud.

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